Tímida reacción de Colombia a situación en Nicaragua: Tirado | El Nuevo Siglo
ÁLVARO TIRADO Mejía es académico, historiador, escritor y politólogo.
Domingo, 26 de Febrero de 2023
Redacción Nacional

El académico, historiador, escritor y politólogo Álvaro Tirado Mejía habló con EL NUEVO SIGLO sobre la situación de Nicaragua. Considera que Colombia ha tenido una vacilación grande con respecto a la situación de la nación centroamericana y compartió sus impresiones de las visitas que hizo a ese país.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es su visión de lo que sucede en Nicaragua en este momento?

ÁLVARO TIRADO MEJÍA: Realmente en Nicaragua pareciera que se produce el eterno retorno. Ha sido un pueblo muy sufrido, ha padecido invasiones externas, pero sobre todo ha sido afectado por una serie de dictaduras. Los nicaragüenses se levantaron de una dictadura que gobernó el país con Anastasio Somoza. Pero ahora pareciera que se repite esa misma situación, el gobierno de Ortega se ha constituido en una dictadura anacrónica donde se niegan lo más elementales derechos, se oprime a la población, se enriquece la familia presidencial y sus amigos. Se desprecia totalmente la opinión internacional con respecto a la democracia y a los derechos humanos.

El último episodio, después de otros tenebrosos como el encarcelamiento de los opositores políticos y el tratamiento cruel contra los detenidos, ha llenado la copa completamente: la expulsión de más de 200 nicaragüenses aplicando algo que impugna con los más elementales derechos humanos; es decir, expulsar y quitarles la ciudadanía a unas personas. Esto, realmente, es un crimen internacional. Primero porque es un anacronismo, eso se usó en el siglo XIX, incluso en Colombia y en Latinoamérica, pero ya a estas alturas del desarrollo del derecho internacional esto es contrario a toda la legalidad. Pero no solo es anacrónico sino que esta acción se convierte en un hecho delictivo que tiene aspecto cruel, inhumano y degradante. ¿Por qué inhumano? Porque uno lleva la patria en su corazón. Poner a opositores políticos, que actúan de acuerdo a la legalidad, a que vivan en el exterior, convertirlos en apátridas, es lo peor que le puede pasar a un ciudadano. Además de cruel es inhumano y es degradante, porque estas personas están en un mundo exterior sin lo mínimo, que es su identidad, en la medida en que se les quita el pasaporte.

Afortunadamente ha habido una reacción internacional para proteger en ese campo de la identidad a los proscritos y empezamos por España que, inmediatamente, le ha concedido la nacionalidad a estos expatriados; otros países de América Latina han hecho lo mismo, especialmente Chile.

ENS: ¿Usted considera que la posición de Colombia ha sido tardía en este caso de Nicaragua?

ATM: No solo es tardía, porque ante una situación como esta hay que ser contundente. Los derechos humanos están por encima de otro tipo de consideraciones, no son ni de izquierda ni de derecha, son humanos, y realmente el gobierno colombiano ha tenido una vacilación grande con respecto a la situación de Nicaragua. Recordemos que hace poco cuando en la OEA hubo una reunión del Consejo Permanente para abocar ese problema de Nicaragua, Colombia no asistió. Después el canciller se expresó, incluso, en un tono fuerte con relación a la dictadura de Nicaragua, con una vacilación. Luego cuando vino este episodio cruel, inhumano, ilegal de despatriar a unos ciudadanos y quitarles la ciudadanía, la reacción de Colombia fue totalmente tímida: que expresaban la preocupación, pero es que la preocupación no es una posición política, lo que evidentemente había que hacer fue lo que hizo Chile, que a pesar de ser un gobierno de izquierda, condenó ese tipo de conductas.

Afortunadamente, con un poco de retardo, después de una comida en donde estaban Felipe González y el expresidente Santos, el canciller enmendó la página con unas declaraciones esta vez con respecto a la dictadura nicaragüense.

ENS: ¿Cómo se puede interpretar que Chile sea el único país de América Latina que se haya manifestado contundentemente al respecto?

ATM: Es que yo creo que el proceso de Chile es muy interesante, es un proceso que se ha llevado con el estricto apego a las normas constitucionales y al respeto de los derechos humanos. Allí hay un gobierno que ganó limpiamente las elecciones y hay un proceso político. En ese desarrollo político que ya venía pactado un acuerdo para una nueva Constitución, se presentó ante el pueblo que votó en contra y el gobierno hizo lo que tenía que hacer: acatar la voluntad popular y buscar un nuevo procedimiento.  Por otra parte, en lo relacionado con derechos humanos el presidente Boric está poniendo en práctica lo que es obvio, que es condenar los regímenes dictatoriales de derecha, pues hay bastantes, y condenar los regímenes dictatoriales que se dicen populistas o de izquierda cuando violan los derechos humanos. El gobierno de Boric reiteradamente en la OEA y en otros organismos internacionales ha condenado el proceso venezolano, y el de Nicaragua porque se trata indudablemente de dictadura.



ENS: ¿Cómo ve los avances del litigio de Colombia con Nicaragua por el archipiélago de San Andrés?

ATM: En ese litigio ya la suerte está echada, ya no falta sino esperar la sentencia que se va a producir muy posiblemente en este año. Ya los alegatos se presentaron, los abogados que venían apoderando Colombia terminaron sus funciones. Hay unos nuevos, digamos representantes de Colombia, a quienes les va a tocar simplemente recibir la sentencia. Hay que esperar a ver cómo se va a pronunciar la Corte, pero digamos que internamente en el proceso por el momento no hay nada que hacer.

ENS: Usted ha visitado Nicaragua en varias oportunidades ¿qué impresión se ha llevado del país centroamericano?

ATM: Cuando estuve en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tuvimos muchas visitas a Nicaragua porque esa situación nicaragüense fue muy cambiante. Recuerdo que en una de ellas, por ejemplo, estaba la presidenta Violeta Barrios muy amablemente y en su caso se veía el conflicto familiar. Tenía un hijo que era sandinista, en el momento eran los contras porque venía una acción militar desde Honduras. Es un país donde desafortunadamente después del triunfo del sandinismo, realmente yo creo que hubo muy poca preparación para gobernarse; por otra parte, desde el momento se notó algo que no era apropiado y fue la famosa “piñata”, que consistió en que los dirigentes de la revolución que había, hay que decirlo, con el pueblo nicaragüense, luchando por la democracia, se apropiaron de muchos bienes. Recuerdo haber visitado la casa donde, por ejemplo, habitaba el hermano del presidente Ortega, que se la habían expropiado directamente a un señor que era sandinista. Realmente la corrupción, entre otros elementos, y la falta de instituciones han concluido en esta situación terrible de Nicaragua de pasar de muchos años de dictadura somocista a otros muchos años de dictadura, ya de otros signos, de una dictadura familiar y cleptómana.