Exministros y expertos replican tesis de gobierno sobre educación en salud | El Nuevo Siglo
Luego del caso de la residente que se suicidó, se han conocido más situaciones./ Secretaría de Salud
Jueves, 25 de Julio de 2024
Redacción Política

TRAS EL suicidio de Catalina Gutiérrez, la residente de Cirugía de la Universidad Javeriana, a causa de la presión y los malos tratos de los que fue víctima, se habla de un “divorcio” entre el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación.

Así lo expresó el presidente Gustavo Petro desde su cuenta de X: “Indudablemente hay un divorcio construido de manera premeditada y hace décadas entre Ministerio de Educación y Ministerio de Salud”. Además, mencionó al Fomag, “entregando la salud de los maestros a una aseguradora y el actual que se refleja en la Universidad Javeriana”.

“He sido crítico de la ley 100 y voté en su contra en 1993 (...). Uno de sus efectos está en la educación de ciencias de la salud. Enseña a competidores por el éxito individual medido por sus ingresos y no por la investigación científica y el servicio público. Enseña a competir y a no trabajar en equipo”, agregó Petro.

El mandatario señaló que el Ministerio de Educación “debe lograr expandir las facultades de ciencias de la salud en todo el país, debe generar un sólido aprendizaje en medicina general y atención primaria, debe enseñar a trabajar en equipo y de manera solidaria, debe enseñar la dignidad del ser humano por encima de cualquier otro valor. El derecho a la salud es lo más cercano al derecho de vivir”.

 

“La muerte por suicidio y la opresión a una residente solo muestra el impacto neoliberal de un sistema que ya no reconoce el derecho del ser humano”, sostuvo Petro.

Al respecto, el exministro de Educación, Alejandro Gaviria, cuestionó: “¿qué tiene que ver este diseño institucional con el lamentable suicidio de una estudiante en la Javeriana? Nada. El presidente intenta aquí una manipulación burda, sin sentido”.

De acuerdo con Gaviria, Petro “no ha entendido las funciones del Ministerio, la centralidad de la autonomía universitaria o el hecho obvio de que son las instituciones educativas (no el Gobierno) las que deciden el énfasis de los programas académicos”.

“Este tipo de grandilocuencia es paradójica, desprecia en última instancia a las personas. Instrumentaliza el lamentable suicidio de una joven estudiante. No hay ni siquiera un esbozo de solidaridad y acompañamiento en el dolor. La ideología está como siempre por encima de la gente”.

El exministro de Educación y de Salud, Jaime Arias, afirmó a este Diario que los ministerios en cuestión son del área social y “se complementan en algunos aspectos. No es que exista un divorcio, sino que son unos ministerios que trabajan independientemente; pero es un problema de estructura. Ese no es un problema de ahora, es un problema de la manera como está estructurado el sistema de gestión pública en Colombia”.

En el tema de la educación médica es el caso que más se complementan (los ministerios), agregó Arias, “no solamente en el tema de los residentes, sino en general, todo el tema que tiene que ver con la educación médica; inclusive también hay un tercer ministerio de este tema, no tanto de los profesionales, pero sí los técnicos y trabajadores, que es el Ministerio del Trabajo”.

Por su parte, Nicolás Cortés Serrano, docente de la Escuela de Estudios Transversales de la U Central y experto en Bioética, dijo a EL NUEVO SIGLO que “uno de los problemas del divorcio del Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud es que están comprendiendo el problema como algo individual, esporádico o aislado”.

En este caso, sostuvo Serrano, los ministerios deben tener “un enfoque bioético porque el problema en cuestión, en este preciso momento, es la vida medio de una estructura que promueve la depresión, el burnout y el suicidio”.

“En las relaciones de poder en los espacios clínicos y académicos, ese ejercicio de la violencia produce en los estudiantes y en los profesores condiciones de salud mental como la depresión y la ansiedad”, agregó.