Argentina es tierra de vinos. La esencia de su geografía se imprime en los sabores y aromas de cada una de las botellas que son elaboradas en las bodegas que se han posicionado entre las mejores del mundo.
Las postales de los viñedos a los pies de la Cordillera de los Andes se repiten en las regiones Noroeste y Cuyo, donde las provincias de Mendoza, San Juan, La Rioja y Salta deslumbran con la calidad de sus vinos.
En los viñedos se cosechan diferentes variedades de uva que luego se convertirán en esas deleitantes bebidas que tantas sensaciones generan en los sentidos. Malbec es la cepa insignia del país y, también, se puede encontrar Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Chardonnay y Torrontés, entre otras. Pero, ¿cuáles son los imperdibles en la mesa de los colombianos?
1. Malbec: este tinto argentino es el primer infaltable a la hora de acompañar carnes rojas o tamales, entre otros platos. Esta cepa encontró su hogar en Argentina, donde se convirtió en el vino por excelencia. De hecho, este país hoy es el principal exportador mundial y cuenta con denominación de origen controlada para esta variedad en diferentes regiones.
Cada suelo donde se elabora esta variedad le imprime características únicas que lo distinguen. Por ejemplo, en Cuyo adquiere gran color y dulzura interna, con aromas a ciruela, fruta negra y roja madura. Es redondo, de cuerpo medio, con taninos dulces, sedosos y envolventes, y poca astringencia, mientras que en el Noroeste presenta aromas intensos a especias y frutos negros.
La mejor opción para degustar y comprar este vino es visitar la provincia de Mendoza, donde las bodegas premiadas internacionalmente elaboran esta variedad como ninguna a los pies de los Andes. Tal es así que se pueden encontrar extraordinarios vinos Malbec reconocidos con 100 puntos Robert Parker.
Curiosamente, el Malbec nació en la comuna francesa de Cahorsy y su desembarco en Argentina se entrecruzó con un personaje que la historia recordaría por su participación en la vida política y la educación del país. En 1853, el ingeniero Michel Aimé Pouget llegó a Argentina con esta cepa tras ser contratado por Domingo Faustino Sarmiento como director de la Quinta Agronómica de Mendoza.
2. Cabernet Sauvignon: otro de los preferidos en el mundo es el “rey de los vinos tintos” o Cabernet Sauvignon. ¿Qué lo distingue de los elaborados en otros países? El diferencial de los viñedos argentinos que trabajan esta variedad es que son los únicos que se encuentran en climas continentales, alejados de grandes extensiones de agua.
El estrecho lazo con el lugar donde es cultivada la vid define el perfil de esta cepa que en los Valles Calchaquíes (Noroeste argentino), desarrolla un color intenso con aromas a moras y pimiento verde. En cambio, en Cuyo se presenta frutado. Además, puede estar añejado en botellas o en madera, lo que le da un carácter áspero.
Haciendo un poco de historia, el Cabernet Sauvignon es originario de la región francesa de Bordeaux y nació en el siglo XVII del cruce entre el Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc. Al igual que el Malbec, arribó a la Argentina entre los equipajes de Michel Aimé Pouget.
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3. Bonarda: siguiendo con las uvas tintas, la Bonarda es la segunda en importancia por la cantidad de superficie que ocupa en los viñedos argentinos. San Juan y Mendoza son los destinos ideales para degustar esta variedad y llevarse botellas a casa para seguir disfrutando la experiencia única de su sabor.
Degustar una copa de este vino es sumergirse en aromas frutados de frambuesa y sutiles acentos anisados, y por sus taninos siempre suaves es fácil de beber. El maridaje ideal son los platos con vegetales grillados, carnes rojas y blancas, pastas y quesos maduros.
Según los enólogos, se adaptó mejor al clima y los suelos de Argentina que en Italia, su país de origen. Y, en especial en el Valle de Tulum, San Juan, y al este de Mendoza abundan los viñedos colmados de Bonarda. Se cree que su incursión a la región de Cuyo estuvo ligada a la histórica llegada de inmigrantes en el siglo XIX.
4. El Torrontés: para los amantes de los vinos blancos, el Torrontés es ideal. Esta cepa única de Argentina deleita con sus aromas florales que se combinan con una característica acidez. Se trata de una variedad de cuerpo refrescante, con jazmín, azahar y frutas tropicales que pueden variar según el ejemplar elegido.
Hay tres variantes de uva Torrontés que se usan para preparar el vino: riojano, sanjuanino y mendocino. Los primeros dos son una mezcla natural de las cepas Moscatel de Alejandría y Criolla Chica, que llegaron al país en la época colonial. El Torrontés mendocino también provendría del Muscat de Alejandría pero aún no fue identificada la segunda cepa.
Si bien esta variedad se puede encontrar en diferentes provincias como La Rioja, San Juan o Mendoza, el Torrontés es emblema de Salta, donde el clima, el suelo y la altura se combinan para dar lugar a uno de los vinos más exquisitos, ideal para acompañar postres. En especial, el Valle de Cafayate concentra las mejores bodegas que lo elaboran.
5. Chardonnay: para coronar este top cinco de los mejores vinos argentinos, el Chardonnay es una variedad que no podía faltar. Durante 2021 fue uno de los más pedidos a nivel internacional ya que por su versatilidad se adapta a los diferentes catadores y se dice que es la mejor cepa para iniciarse en el mundo del vino.
Con esta uva blanca se elaboran diferentes vinos como la mayoría de los espumosos, vinos sin madera o varietales fermentados en barricas de madera que le aportan taninos, algo poco frecuente en las variedades blancas. Sus aromas característicos son frutales.
Si bien proviene de la región francesa de Borgoña, en las provincias argentinas de Mendoza y San Juan se pueden encontrar los mejores exponentes de esta variedad, aunque La Rioja también es uno de los mejores destinos para degustarlo. ¿Cuáles son sus compañeros leales? Sin duda, los pescados son por excelencia su mejor maridaje.