DESDE HACE años la figura del psicólogo o el psiquiatra ha estado presente para resolver los problemas tanto emocionales como profesionales, pero hoy la tendencia no solo en Colombia, sino en el mundo es el coach profesional: una persona que empodera a líderes en el campo laboral y a personas que deseen alcanzar un propósito de vida o simplemente a encontrar uno.
“Es una asociación entre el profesional y el cliente para sacar lo mejor del consultante. El coach acompaña en un proceso de toma de decisiones, en el que se identifican los objetivos que se quieren lograr. Es decir, no es consejería, es sacar los puntos de asociación a través de herramientas de coaching”, le dijo en entrevista a EL NUEVO SIGLO Ann Rindonde, vicepresidente global de la Federación Internacional de Coaching (ICF).
Un apoyo profesional y personal
Dentro de esta profesión existen dos tipos de acción del coaching: uno es en la parte emocional o personal, en la que el coach se encarga de acompañar en diferentes situaciones de crisis del consultante, como: cambios de carrera profesional, encontrar un propósito de vida, el cumplimiento de objetivos y entre otros más. Esto, sin dar consejos, como lo hacen en la psicología, ya que se encargan de identificar y crear una estrategia entre las dos personas para cumplir una meta.
“El coaching es saber dónde estás hoy, a dónde quieres llegar. En el proceso te acompaña un coach certificado profesional, una persona que estudia para crear una estrategia de diseño de un futuro. Nosotros no entramos en el pasado, por eso no somos psicólogos, ni terapeutas. Entonces entre los dos encontramos las herramientas para conseguir un objetivo”, le expresó a este Diario Sonia Esperanza Díaz, representante en Colombia del ICF.
A su vez, estos profesionales cumplen la función de fortalecer y empoderar a sus clientes, así lo explica Díaz: “Un coach nunca te va aconsejar qué tienes que hacer, lo que hace es que tú te des cuenta de tus fortalezas. Entonces te empodera y empiezas a tomar decisiones por ti misma para conseguir eso que antes no habías podido conseguir.
El segundo tipo de coaching actúa en el campo profesional, es decir, en cualquier crisis que presenten las organizaciones en cuanto a las habilidades blandas como la comunicación o el liderazgo, creando una estructura de estrategia.
Anteriormente, el coach era dirigido hacia las personas que tenían problemas laborales. Hoy es una recompensa al buen desempeño de un trabajador: “el coaching hace unos años era para quien no estaba trabajando bien, entonces le daban unas sesiones, pero ahora es al revés, a esta persona que está dando buenos resultados se le brinda un apoyo con el coaching porque queremos que haya más armonía organizacional. El coaching dejó de ser un castigo y pasó a ser un premio. Las organizaciones más serias que han visto los resultados toman en cuenta esta profesión en su presupuesto”, comentó Stephanie Norris, representante de coaching en Latinoamérica.
Una profesión bajo la lupa
A pesar de ser una profesión que no forma parte de las tradicionales, tiene normas y se regula bajo la Federación Internacional de Coaching, compuesta por seis organizaciones: coaching profesional, credenciales, acreditación de programas, coaching en organizaciones, laboratorio científico de pensamiento de investigación y la fundación, esta última promueve el desarrollo social en el mundo a través de esta profesión.
“Estamos en 147 países, el 73% del mundo está regulado por la Federación Internacional de Coaching, que es la organización que está certificando la ética y la manera profesional de los coaching. La tarea de la ICF es supervisar y cuidar que se respeten los códigos de acreditación a nivel mundial en cada país con las personas que se presentan ante las organizaciones como coach, que están avaladas por la Federación y trabajan bajo unos estándares de calidad”, señaló Ann Rindonde.
Moda vs. profesional
Sin embargo, en el mundo del coaching se presentan dos escenarios que generan confusión al momento de elegir el profesional para tomar las sesiones, ya que en la actualidad gracias al mismo auge del coaching hay quienes toman este tipo de ayudas o asesoramiento como una moda y otros están certificados por instituciones especializadas.
“El coaching como moda está compuesto por personas que no tienen ninguna preparación, pues se hace llamar coach porque hicieron un taller, leyeron un libro o utilizan las redes sociales para vender y entonces le meten la palabra coaching a lo que hacen”, aseguró Gustavo Cárdenas, presidente de ICF en Colombia.
En Colombia, el otro escenario está más fortalecido con la presencia de 20 escuelas certificadoras de coaching y la oferta de diplomados en esta profesión en las universidades nacionales más reconocidas como la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario y la Universidad de la Sabana, entre otras más.
“Las habilidades duras hoy en día con el Internet cualquier persona las puede tener, pero las blandas, que son las que te permiten sostenerte frente a los cambios, son las que las empresas están pidiendo hoy con mucha más urgencia. Las organizaciones necesitan líderes para que se adapten a los cambios, con habilidades conversacionales, capacidad de escucha, enfrentarse a la frustración, manejar el estrés y eso es lo que el coaching en esta cuarta revolución industrial es. Una de las profesiones que tiene tendencia a crecer y a consolidarse”, finalizó Cárdenas