¿Cómo Macron hizo valer la vía institucional con reforma pensional? | El Nuevo Siglo
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Martes, 18 de Abril de 2023
Redacción internacional

CONSCIENTE del costo político y la instrumentalización que tanto los dirigentes de oposición como sindicatos harían de su propuesta de reforma pensional, hoy convertida en ley, el presidente francés Emmanuel Macron apostó tan abierta como plenamente al trámite democrático y aval constitucional para sacarla avante.

Tanto la izquierda como la extrema derecha, en conjunción con las principales patronales francesas le plantearon desde hace tres un pulso en las calles al gobernante conservador, con constantes tomas de vías y bloqueos a carreteras, en una creciente presión para que el Elíseo desistiera de los principales cambios pensionales, a saber, elevar de 62 a 64 años la edad para jubilarse e incrementar en uno el tiempo de cotización requerido para tener derecho a una mesada plena.

El discurso altisonante de los dirigentes políticos ni las vías de hecho anteriormente mencionadas lograron su propósito y, por el contrario, como férreo defensor de la democracia y la ley, Macron aceleró el proceso, al punto que ante las reiteradas objeciones en el Parlamento hizo uso de las facultades, aprobadas por el mismo, para expedir la reforma por decreto y, dentro del marco establecido, esperar el dictamen constitucional que, como se sabe, le fue favorable en los pilares de su propuesta modificación al régimen de jubilación.

Paralelamente el presidente galo instó al diálogo con los representantes de los sindicatos, quienes optaron por darle un portazo y mantener el pulso en las calles, con protestas que fueron perdiendo apoyo ciudadano porque sabían, de antemano, que Macron “mantendría el rumbo”, tal cual ha sido su lema y, además porque los argumentos para el cambio pensional eran válidos, así como vía de evitar un colapso del sistema, en un futuro cercano.

Apenas dos horas después de que el Consejo Constitucional avalara la mayoría de la propuesta reforma pensional y desechara la petición de la izquierda para convocar un referendo en el que contemplaría mantener la edad de jubilación en 62 años, el presidente Macron expidió la ley, momento en el cual reiteró su llamado al diálogo político, especialmente con los sindicatos que, como muestra de su rechazo, cancelaron un encuentro en el Elíseo previsto para este martes y convocaron a los franceses a movilizarse este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo.

Entre tanto, este lunes y antes de que el mandatario se dirigiera a la Nación para explicar su decisión, el rumbo reformista que seguirá y evidenciar que no está “desconectado” con la ciudadanía como lo señalan sus opositores, las principales patronales francesas anunciaron que se reunirán hoy con el presidente.


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El Movimiento de Empresas de Francia (Medef), la Confederación de Pymes (Cpme) y la Unión de Empresas Locales, que representa a los artesanos y profesiones liberales, estarán este martes en la mañana en el Elíseo, dándose por descontado un espaldarazo a la gestión y planes del mandatario.

 

Escucho la ‘ira’

En un mensaje radiotelevisado al país, Macron lamentó que la reforma pensional no tuviera el consenso anhelado, dijo que escuchaba la ‘ira’ de los manifestantes, “nadie puede permanecer sordo” y reiteró que el diálogo con los sindicatos sigue abierto.

Tras recordar que la reforma fue aprobada "de acuerdo con la Constitución" y que la "respuesta" a esa crisis social "no puede ser ni el inmovilismo ni el extremismo", en referencia a los episodios de violencia vividos durante las protestas, insistió en que la puerta "siempre estará abierta" a los sindicatos, que han rechazado acudir al Elíseo hasta que no se planteen alternativas para desechar la reforma.

Ello, de suyo, no va a ocurrir, porque el mencionado cambio era “necesario” e “inaplazable”.

Para pasar página de esta crisis, el jefe de Estado de 45 años anunció un "nuevo pacto sobre la vida en el trabajo", que abordará la "mejora de ingresos" y de las condiciones laborales y un "mejor reparto de la riqueza", entre otros aspectos

Así, prometió "cien días de apaciguamiento" con mejoras laborales, el control de la migración y un refuerzo del sistema judicial.

"Los cambios previstos por la reforma de las pensiones entrarán en vigor gradualmente a partir del otoño", ha dicho en un mensaje a la nación en el que ha reconocido que la legislación no ha encontrado consenso en todos los sectores y que ha provocado "ira" en los ciudadanos franceses.

Anunció una batería de medidas de mejora que serán aprobadas durante los cien días que separan el momento actual de máxima tensión política de la celebración de la fiesta nacional francesa del 14 de Julio.

En esta nueva 'hoja de ruta' se incluyen una serie de iniciativas sociales para mejorar, entre otras cuestiones, las condiciones laborales de los trabajadores, así como para fomentar el aumento del empleo en las personas mayores.

Asimismo, ha anunciado que el Estado francés reforzará el control de la migración y la Justicia con más de 10.000 magistrados. "Estamos en proceso de crear 200 brigadas de gendarmería para luchar contra toda forma de delincuencia", ha precisado.

Otros de los puntos en los que el Gobierno se centrará serán la educación y la sanidad. "La educación nacional debe reconectarse con su ambición de estar entre las mejores de Europa (...). Para finales del próximo año tendremos que descongestionar nuestros servicios de emergencia", indicó.

 

"Estas tres áreas prioritarias constituyen la 'hoja de ruta' de nuestro Gobierno. Estos tres proyectos deberían unirnos. El próximo 14 de julio debería permitirnos hacer balance. Tenemos por delante 100 días de apaciguamiento", dijo el joven mandatario francés.

 

Intransigencia opositora

Entre tanto los partidos de la oposición mantienen su intransigencia y volvieron a enfilar baterías en contra del gobierno.

El fundador de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, indicó que Macron se encuentra "fuera de la realidad". "Asume el robo de dos años de libertades. Las cacerolas suenan más certeras", manifestó haciendo referencia a las más de 300 caceroladas durante su discurso.

La líder del partido opositor Agrupación Nacional, la ultraderechista Marine Le Pen, afirmó vía Twitter que Macron, en vez de "restablecer el vínculo" con la ciudadanía, ha vuelto a "darles la espalda e ignorar su sufrimiento".

"Esta práctica de ejercer el poder de forma desconectada, solitaria y obtusa marca la continuación de un quinquenio de desprecio, indiferencia y brutalidad que tendrá que salir tras (acudir a) las urnas", señaló en referencia a unas futuras elecciones en el país.

Del lado del Partido Socialista, su secretario general, Olivier Fauré, acusó a Macron de ser un "presidente incendiario". "Desde el palacio de los empantanados, el presidente pirómano promete 100 días para apagar el fuego que alimenta a diario", trinó.

"El apaciguamiento había que buscarlo (...) en la reforma de las pensiones. No dijo ni una palabra", sostuvo por su parte en la cadena BFMTV el líder del principal sindicato, el moderado CFDT, Laurent Berger, para quien no hubo "nada concreto" en su discurso.

En contravía, el presidente de Los Republicanos, Eric Ciotti, trinó que no hay "nada nuevo". "El método (de Gobierno) no cambia con objetivos loables si no hay el menor cuestionamiento (a las decisiones tomadas)", escribió.

Pese a todo ello es evidente que Macron optó por la vía democrática para su reforma pensional y ello lo refrendó el Consejo Constitucional, por lo que hoy es ley. Quedó demostrado que las vías de hecho y el pulso callejero no llevan a reversar iniciativas que la ciudadanía sabe que son necesarias y redundarán, en un futuro cercano, en beneficio de la misma.

Y aunque la popularidad de Macron se vio impactada por la reforma pensional, al punto que las encuestas la ubican hoy en 30 por ciento, la forma cómo desactive el conflicto social impulsado por sus detractores y maneje el rumbo de sus anunciados cambios harán que el termómetro de apoyo ciudadano vuelva a escalar.