“MITOS Y realidades de la política monetaria” se titula un libro que está editando el Banco de la República y que, según la entidad, será lanzado en los próximos meses. Uno de los capítulos del manuscrito lleva por título: ¿Importa el mercado laboral en la política monetaria?, mismo en el que sus editores aseguran que, la evolución del empleo y la estabilidad de precios son dos caras de una misma moneda y que no hay forma de pensar la política monetaria sin analizar la situación del mercado laboral.
Tal vez una de las críticas más recurrentes a los bancos centrales es que a la autoridad monetaria no le interesa lo que pasa en el mercado laboral. En Colombia, diferentes sectores cuestionan con frecuencia que las decisiones del Banco de la República solo tienen en cuenta consideraciones sobre la inflación y que dejan de lado cualquier implicación sobre el empleo. Sin embargo, son múltiples las razones por las cuales los análisis de política monetaria deben contemplar la situación del mercado laboral.
Más allá del mandato constitucional del Banco, que obliga a la coordinación con el desempeño económico general, por definición, el estudio de la situación del mercado laboral siempre está inmerso en los análisis de política monetaria. En el largo plazo, la estabilidad de precios es el medio para conseguir el objetivo principal y punto de llegada de la política monetaria, que es, precisamente, conducir la economía hacia un nivel en donde esta opere a máxima capacidad.
Por otro lado, el texto explica cómo se relaciona lo que ocurre en el mercado laboral con la estabilidad de precios. En primer lugar, los niveles de empleo están asociados con la capacidad de gasto de los hogares y con la demanda de bienes y servicios en la economía y, en segundo lugar, los salarios de los trabajadores son costos que las empresas deben asumir y que se transmiten a los consumidores en los precios finales. “Pensemos en lo que ocurre durante un auge económico: con el crecimiento del empleo, se incrementa la demanda de los hogares, lo que conlleva una subida generalizada de los precios dada la incapacidad de la oferta de ajustarse y de aumentar la producción en el corto plazo; además, frente a mayores necesidades de producción, se incrementa también la demanda de trabajadores por parte de las empresas, lo que se refleja en más vacantes disponibles y un apretamiento del mercado laboral que se manifiesta en mayores salarios y redunda en mayores precios para los consumidores”, detalla el capítulo.
En el anterior contexto, la política monetaria reacciona para eliminar los excesos de demanda (y suavizar la dinámica del empleo) lo que permite la estabilización de salarios y precios. En una situación de crisis económica ocurre lo contrario: la caída en el empleo reduce la capacidad de compra de los hogares y se configura un exceso de oferta que resulta en menores precios; a su vez, la menor demanda de trabajadores repercute en un mercado laboral más holgado y en menores salarios. En este caso la política monetaria actúa para eliminar el exceso de oferta y estimular el empleo a niveles acordes con una inflación estable.
Revelaciones
Finalmente, el capítulo del libro revela una serie de ideas principales para tener en cuenta a raíz del anterior panorama: “primero, es importante aumentar el nivel de formalidad del mercado laboral, tanto para incrementar la productividad de la economía como para lograr una mayor cobertura en protección social de los trabajadores; segundo, y en línea con el punto anterior, es necesario cambiar los incentivos a la formalización ajustando el mecanismo de financiación y las reglas de acceso a los beneficios de la protección social; tercero, hay que repensar el rol del salario mínimo en vista de que este se encuentra en niveles muy altos en relación con la distribución salarial total y, cuarto, se requiere asegurar un sistema de formación e intermediación laboral efectivo y alineado con las demandas del sector productivo”.