Teniendo como punto máximo una inflación del 8,5% para finales del segundo trimestre, en junio de este año, el Banco de la República en el informe que presentará mañana al Congreso contempla el escenario real de política monetaria para el país.
El Emisor señala en su reporte que a partir de junio empezará a reducirse la inflación paulatinamente, cerrando 2022 en 7,1% y regresando en 2023 al 4,8%.
Una parte importante de este análisis es que este pronóstico contempla la reversión de alivios que aún permanecen activos y que se darían entre 2022 y 2023, así como los días sin IVA programados para 2022. Sin embargo, no contempla los posibles efectos de las recientes rebajas de aranceles en buena parte de los renglones económicos, como tampoco las jornadas del día sin IVA que se realizarían en 2023.
Sin embargo, el Banco sostiene que estas estimaciones mantienen un amplio margen de incertidumbre, asociado principalmente con la evolución de las condiciones externas y su traspaso a los precios internos, así como con la alta volatilidad que le imprimen a la inflación las jornadas del día sin IVA, el fin de la emergencia sanitaria y otros alivios en impuestos.
El pronóstico también supone que los ajustes de los precios de los combustibles se presentarían desde el segundo semestre de 2022 y que desde comienzos de 2024 desaparecerían los efectos de los alivios de impuestos que aún están vigentes.
Choques
Contempla el Emisor que la mayor persistencia de los choques externos y la indexación a tasas de inflación más altas para 2023, también llevaron a una importante revisión al alza del pronóstico de la inflación básica para los próximos dos años.
Se espera que la inflación básica anual, medida con la variación anual del IPC sin alimentos ni regulados (SAR), continúe aumentando en lo que resta del año, alcanzando un máximo del 5,9% en el cuarto trimestre, para luego descender gradualmente hasta el 4,8% al cierre de 2023 y convergiendo a la meta más allá del horizonte de pronóstico.
Puntualiza el análisis de los expertos que las presiones externas más fuertes y duraderas desempeñaron un papel muy importante en la revisión de la senda de pronóstico, la cual también estaría afectada por la indexación a tasas de inflación mayores para 2023 y 2024.
Otro elemento que contempla en sus proyecciones es que supone un comportamiento de la tasa de cambio real que favorecería en mayor medida la reducción de la inflación. Esta proyección también incorpora la dinámica de los alivios vigentes en impuestos indirectos.
Además de las presiones externas, el IPC de bienes SAR y el de servicios SAR seguirían afectados por varios factores, incluidos la indexación y los distintos alivios en impuestos indirectos. El IPC de bienes SAR seguiría afectado principalmente por las presiones de origen externo, las cuales empezarían a ceder en los próximos meses, aunque solo desaparecerían plenamente en el mediano plazo.
Esto permitiría una moderación en el ritmo de crecimiento trimestral del IPC de esta subcanasta a partir del segundo trimestre de este año, aunque desde niveles mucho más altos que los esperados anteriormente.
Perspectivas
Sin embargo, en variaciones anuales se observarían incrementos hasta el tercer trimestre de 2022, período a partir del cual este indicador descendería y se ubicaría un poco por debajo del 3,0% al final del horizonte de pronóstico.
Esta proyección también contempla la dinámica de las jornadas del día sin IVA de 2022 (programadas para marzo, junio y diciembre) y la restitución del IVA a los bienes de aseo e higiene personal, dispuesta, en el momento de producción de este informe, para el 30 de abril del presente año según el anuncio del fin de la emergencia sanitaria.
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Explica el informe que “el IPC de servicios SAR también seguiría estando afectado por: 1) las presiones de costos de alimentos, principalmente a través del grupo de las comidas fuera del hogar, cuya participación en la subcanasta es alta (18%); 2) por una indexación a partir de 2023 a tasas más altas de inflación, y su efecto sobre rubros importantes del IPC de servicios, tales como los arriendos; 3) por la restitución del IVA del 19% a la hotelería, turismo y pasajes aéreos y por el regreso del impuesto al consumo a las comidas para los establecimientos de régimen de tributación simple, todos ellos en enero de 2023, afectando las cifras de ajuste anual durante un año.
Sostiene la explicación del Banco central, que en este Informe se redujo el impacto esperado para 2023 de la restitución de este último impuesto, dado que a comienzos de 2022 un número importante de restaurantes que están bajo el régimen común ya lo implementaron.
Con todo lo anterior, la variación anual del IPC de servicios SAR continuaría creciendo hasta finales de 2022, aunque a un ritmo mucho menor al registrado durante el último año, y se mantendría relativamente estable en 2023, descendiendo solo a partir de 2024 a niveles algo por encima del 4,0%.
Las presiones internas y externas que afectaron más de lo previsto a los precios de los alimentos en los anteriores trimestres empezarían a ceder entre el segundo y tercer trimestres del año.
Se espera que el ajuste anual de esta subcanasta haya alcanzado niveles máximos en el primer trimestre y que empiece a descender a partir del segundo, a la par con la estabilización o descenso de los precios y costos externos y con la recuperación de la oferta agropecuaria interna.
Mejor clima
Esto último debería ser posible gracias a unas condiciones climáticas que se prevén favorables y a que los precios actuales de los productos perecederos son altos y deberían estimular una mayor producción, a pesar de los mayores costos.
De esta manera, para el segundo semestre se anticipan caídas en el nivel de precios de varios productos perecederos, lo que, sumado a una desaceleración del IPC de alimentos procesados, contribuiría al descenso en la variación anual de alimentos y a frenar el aumento de la inflación total.
Así, para finales de 2022 la variación anual del IPC de alimentos se situaría en el 10,9% y hacia 2023 se estabilizaría en tasas más compatibles con la meta, cerrando el año en niveles cercanos al 1,9%.
Efecto de los precios internacionales
El conflicto bélico en Ucrania, la política de cero tolerancias al covid en China y la alta inflación externa estarían llevando a que los precios internacionales de las materias primas y de los bienes en general mantengan altos niveles, y a que continúen los problemas globales logísticos y de transporte.
Asimismo, se ha registrado un fuerte aumento de los precios internacionales de los alimentos y de algunos insumos necesarios para la producción interna de los mismos. Esto ha generado presiones alcistas más acentuadas y persistentes sobre los precios al consumidor en Colombia que las proyectadas anteriormente, por lo cual se considera el principal factor detrás del incremento importante en la senda esperada para la inflación total.
A estos choques externos se suman una oferta agropecuaria interna reducida y una indexación a tasas más altas a partir de 2023, que tendría efectos al alza sobre el IPC. No obstante, en esta oportunidad se prevé una mejora del intercambio, lo que contribuiría a un comportamiento de la tasa de cambio real que ejercería algunas presiones a la baja sobre la inflación en el horizonte de pronóstico.