Bajar de peso es una de las metas que muchas personas alrededor del mundo quieren cumplir. Sin embargo, este propósito puede convertirse en un gran problema cuando se vuelve una obsesión que genera estrés en las personas y las motiva a tomar cualquier camino para lograr los resultados que quieren, en el menor tiempo posible.
Los expertos mencionan que no hay que creer todo lo que está en internet sino dejarse asesorar por un profesional de la salud, para no caer en “dietas milagrosas” que prometen reducir la talla en tan solo meses o semanas, y aprender a alimentarse mejor como parte de un nuevo estilo de vida.
Silvana Mogollón, médico nutriólogo de Bienestar IPS, entrega algunos consejos para diseñar un programa de alimentación sana y balanceada, que le ayude a las personas a cumplir sus propósitos de reducción de peso.
Según Mogollón, la alimentación debe estar compuesta por comida “real”, es decir que en algún momento estuvo viva: “Una manzana estuvo viva, una galleta no”, explica. Además, menciona que el balance de los alimentos debe estar entre proteínas, vegetales, grasas buenas e hidratación, y todo debe ir sumado al buen dormir y a la actividad física (que es un gran reductor del estrés).
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Una de las recomendaciones es garantizar las tres comidas principales y dos meriendas en el día, estas dos últimas no son obligatorias, pero sí van a ayudar a recuperar la energía y a llegar con menos hambre a la siguiente comida. Se debe priorizar el consumo de proteína animal (pollo, pescado, cerdo magro, carnes rojas), o vegetal, carbohidratos complejos (yuca, papa, ñame) y lípidos saludables (aguacate, frutos secos, salmón, entre otros).
Además los alimentos deben ser variados y ricos a nuestro paladar, evitando el exceso de sal y adobando o condimentando con especias. Visualmente deben verse bien presentados; lo anterior, sumado a un delicioso sabor, nos va a generar placer y permitirá que volvamos a comerlo.
Las recomendaciones nutricionales deben ser personalizadas, de acuerdo con el objetivo de cada paciente, si tiene patologías crónicas asociadas y además que sea cumplible, según la realidad cultural, laboral o familiar.
De esta forma, para bajar de peso y tener una alimentación saludable no es necesario vivir atados a una báscula y con mil dietas, ya que la libertad nutricional es la clave. Las personas pueden comer de una manera más variada garantizando ingredientes de buena calidad (no necesariamente más costosos); por ejemplo, reemplazando una crema de leche o una mayonesa por un yogurt griego en el momento de hacer nuestras vinagretas y aderezos.