Ucrania dentro de la OTAN: una meta cada vez más lejana | El Nuevo Siglo
Foto: AFP
Lunes, 10 de Julio de 2023
Redacción internacional con Europa Press

SI, PERO no…En resumen esa sería la posición de la OTAN sobre la adhesión y las garantías de seguridad colectivas que reclama Ucrania, al término de dos días de debates en Vilna (Lituania) que hoy arrancan.

Conscientes de las implicaciones tan graves como inmediatas que tendría definir ahora un marco temporal para el prometido ingreso ucraniano a esta alianza militar trasatlántica que, como se recordará, fue el argumento del Kremlin para iniciar su ‘ofensiva militar especial’ a ese país, se descarta que la declaración final de la cumbre se limite básicamente a dos cosas: renovar el compromiso de la Declaración de Bucarest (2008) cuando visualizaron a Ucrania como futuro miembro y mantener el apoyo militar, pero vía acuerdo entre  cada gobierno y Kiev.                                                           

Fijar una hoja de ruta concreta e inclusive invitar formalmente a Ucrania a entrar a la organización, como insistentemente ha presionado el presidente Volodimir Zelenski están de plano descartados por los 31 líderes, muchos de los cuales han expresado reservas por las garantías de seguridad que reclama ese mandatario, así como por el monto de nueva ayuda en equipos, pertrechos, armas de alta tecnología y tanques entregados. No hay consenso para dar aviones de caza.

Es por ello que si bien esta cita en Vilna está destinada en gran parte a definir el futuro de la OTAN con Ucrania terminará ‘en tablas’, como reseñamos, y es poco probable que se avale la idea de eliminar el requisito de Plan de Acción para la Adhesión, como lo anticipó un funcionario occidental.

Para Ucrania es crucial estar bajo la protección de la OTAN para disuadir a Moscú de lanzar nuevas ofensivas, y por ello reclama, junto a los países del este de Europa, que la alianza establezca en estos dos días una hoja de ruta clara. Sin embargo y aunque algunos funcionarios como la embajadora estadounidense ante la Organización, Julianne Smith sostuvieron que “no solo se va a reafirmar el mensaje de Bucarest” porque se tendrán en cuenta la actual situación, es precisamente la misma la que hace imposible cualquier compromiso más allá de los anteriormente descritos.  En resumen, será una nueva carta de intenciones, buena voluntad y espaldarazo a largo plazo con la estabilidad de Ucrania.

En todo caso, los aliados no contemplan fijar un marco temporal para el ingreso de dicha nación en guerra a la Otan como tampoco ofrecerle garantías de seguridad de forma colectiva. La tesis del secretario general aliado, Jens Stoltenberg, es que los países de la Otan deben centrar ahora sus esfuerzos en apoyar militarmente al ejército ucraniano para lograr victorias y retomar territorio en su contraofensiva, lo que mejorará su posición en unas futuras negociaciones de paz.

"Las diferencias no son grandes, pero cada aliado tiene su perspectiva sobre los plazos para promover la entrada de Ucrania en la Organización y Ucrania tiene su propio calendario", explicó otra fuente de la misma, anticipando que no habrá sorpresa en la declaración que por consenso deben adoptar los 31 miembros y que se re negociará hasta última hora.

El presidente Biden, a su llegada a Vilna reiteró que la adhesión ucraniana a la alianza militar no se otea en el inmediato futuro porque “no hay unanimidad al interior de la alianza para sumar a un país en guerra”, porque de suyo implicaría entrar inmediatamente en el conflicto.

¿En pie de igualdad?

Así las cosas, esta reunión obligará a los líderes aliados a realizar un importante ejercicio de política y diplomacia para poner de relieve el apoyo práctico que prestan a Ucrania, sin defraudar las aspiraciones de Zelenski.



La medida estrella será el paquete plurianual con el que la OTAN ayudará a modernizar la Defensa e instituciones de Ucrania la próxima década. Dotado de varios miles de millones de euros, el plan tiene el objetivo de proveer un apoyo sostenible a Kiev y facilitar, su eventual entrada en la Organización –algún día-, mediante la mejora de la interoperabilidad y la adopción de estándares militares occidentales.

En cuanto a aspectos políticos, la OTAN quiere inaugurar de la mano de Zelenski el Consejo OTAN-Ucrania, un mecanismo de consultas con el que Kiev estará en pie de igualdad con los aliados para realizar consultas y tratar asuntos de seguridad. Este formato solo se mantenía hasta ahora con Rusia, si bien la invasión de Ucrania hizo saltar todos los puentes entre la alianza militar y Moscú.

Entre las bazas de la OTAN para escenificar el apoyo a Ucrania está dar por superado el programa de asesoramiento para la adhesión, un proyecto con el que ofrece asistencia y apoyo práctico a los países candidatos a entrar en el bloque. En el caso de Ucrania, la anexión rusa de Crimea en 2014 y la invasión a gran escala de 2022 ha llevado a mantener una relación estrecha que hace que este programa pierda algo de sentido.

Otro de los debates centrales de la cumbre es ofrecer garantías de seguridad a Ucrania para prevenir eventuales agresiones militares rusas, un tema que genera "divergencias" entre aliados por las consecuencias de seguridad que acarrearía.

En este momento algunos miembros del bloque negocian de forma bilateral dar apoyo militar a largo plazo a Kiev, aunque no habrá anuncios en Lituania, explicaron fuentes aliadas, que subrayan que no le corresponde a la organización militar brindar este tipo de compromisos, que en el vocabulario de la OTAN se corresponden con la cláusula de defensa mutua del artículo 5 de tratado de Washington.

Gasto militar

Igualmente, en el transcurso de la cumbre el jefe político de la OTAN espera cerrar el compromiso de los aliados con un nuevo horizonte de gasto militar que sitúe el 2 por ciento como el gasto mínimo en Defensa.

El pacto está "encarrilado" ya que en el seno de la OTAN hay un convencimiento compartido de que el conflicto en Ucrania exige un aumento del gasto, que ya registró un crecimiento del 8,3 por ciento, la mayor cifra en su historia.

Las promesas de ayuda militar hechas por la Unión Europea (UE) y los países de la OTAN superan de momento los 102.000 millones de euros (cerca de 112.000 millones de dólares).

Estados Unidos, que lidera la alianza militar, está a la cabeza con 42.800 millones de euros, según los últimos datos del Instituto Kiel, que registra las armas prometidas y entregadas a Ucrania desde la invasión.

Le sigue Alemania (7.500 millones) y Reino Unido (6.500 millones).

La mayoría de los países fronterizos con Ucrania y Rusia realizaron un enorme esfuerzo presupuestario. Un ejemplo es Polonia, que entregó 3.000 millones de euros de ayuda, seguido por Finlandia con 1.100 millones, los tres países bálticos con cerca de 1.300 millones o incluso Eslovaquia, con 600 millones.

Los líderes aliados también ratificarán el plan Acción de Producción de Defensa para reforzar la base industrial euroatlántica, agregar la demanda, impulsar la capacidad de producción militar y aumentar la interoperabilidad de los aliados. España ha criticado estos planes por no tener en cuenta a las empresas armamentísticas españolas, amenazando con vetar el programa, si bien ha conseguido en negociaciones previas que el plan se abra y sea "transparente e inclusivo".

Pese a la enorme y constante presión diplomática de Zelenski, los aliados se limitarán a señalar que la adhesión ucraniana a la OTAN es posible, pero sin determinar cómo ni cuándo. Una palmadita en la espalda porque la guerra y el escenario geopolítico no dan, por ahora, para más.