El homenaje al diseñador y productor Franco Zeffirelli | El Nuevo Siglo
Gianfranco Corsi, su verdadero nombre, pasó a la historia del cine con el pseudónimo de Franco Zeffirelli, destacándose gracias a sus grandes puestas en escena de los dramas shakesperianos.
Italian Screens
Domingo, 16 de Julio de 2023
Redacción Cultura

Para conmemorar los cien años del nacimiento del director italiano Franco Zeffirelli (Florencia, 1923 - Roma, 2019), la Muestra de Cine Italian Screens presenta una retrospectiva con dos de sus cintas que hacen honor a la tradición italiana de culto sobre las obras más representativas de la literatura universal.

"Romeo y Julieta", película ganadora de dos premios Oscar en 1968, y "La novicia, Storia di una capinera", dos cintas insignias del director italiano, son parte de la muestra que se exhibe en diferentes salas de Bogotá desde el pasado viernes e irá hasta el 23 de julio.

Insigne director de cine y teatro, y arquitecto de profesión, Zeffirelli recorrió un camino en el que sobresalió como actor, decorador, escenógrafo, productor, diseñador de vestuario y regisseur de óperas, antes de llegar a ser uno de los directores más controvertidos, geniales y recordados de la gran pantalla italiana.

Gianfranco Corsi, su verdadero nombre, pasó a la historia del cine con el seudónimo de Franco Zeffirelli, destacándose gracias a sus grandes puestas en escena de los dramas shakesperianos y su trabajo en la ópera, en la que dirigió a la que fuera una de sus más cercanas amigas, la soprano María Callas, a quien dedicó su película "Callas forever", en 2002.



La puesta en escena

De la mano de varios de los grandes de su tiempo como Luchino Visconti, uno de los padres del neorrealismo, o Antonio Pietrangeli, entre otros, Zeffirelli construyó un estilo personal determinado por el cuidado extremo de los detalles que acompaña una concepción operística de la puesta en escena que aplicaría en el cine, implementando un conjunto armónico donde actuación, música, escenografía y vestuario se articulan y cuidan escrupulosamente la recreación y la ambientación histórica.

Entre sus cintas destacan a través del tiempo "La bisbetica domata" ("La fierecilla domada"), 1967; "Fratello Sole, sorella Luna" ("Hermano Sol, hermana Luna"), 1972; "Romeo e Giulietta" ("Romeo y Julieta"), 1968; "La dona indomabile" ("La mujer indomable"), 1967; "Gesù di Nazareth" ("Jesús de Nazaret"), 1977; Campeón, 1979; "Endless Love" ("Amor sin fin"), 1981; "Young Toscanini" ("El joven Toscanini"), 1988; "Un té con Mussolini", 1998; "Storia di una capinera" ("La novicia"), 1993; "La Traviata", 1982; "Otelo", 1986; "Hamlet", 1990; "Callas forever", 2002; "Tre fratelli", 2005, entre otras.

Zeffirelli, quien en 2004 fue nombrado Caballero del Imperio Británico, siendo el primer italiano en recibir esa distinción, dirigió para sus cintas actores como Brooke Shields, Elizabeth Taylor, Richard Burton, Mel Gibson, Glenn Close, entre otros de los más destacados de la pantalla grande.

El Italian Screens presenta diez películas italianas recientes, todas nominadas a los Premios David di Donatello de 2023, que constituyen el apetitoso menú de la primera edición de la Muestra de Cine, ideada por Roberto Stabile y realizada gracias a la colaboración entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Cooperación Internacional Italiana, Cinecittà para la Direzione Generale Cinema e Audiovisivo del Ministerio de la Cultura italiano y la Accademia del Cinema Italiano - Premios David di Donatello. El evento tiene la participación de la Embajada de Italia en Colombia, del Istituto Italiano di Cultura de Bogotá, del Bogotá Audiovisual Market, de la Cinemateca Distrital de Bogotá y de Cinemanía.

Medición y alcance

Gracias a la muestra se pueden medir las características de la cinematografía nacional, encontrar a directores con un largo recorrido (Franco Zeffirelli, Pupi Avati y Gianni Amelio) al lado de una directora con su ópera prima (Giulia Steigerwait), así como reconocer diagnósticos y preocupaciones comunes que corren de una película a otra.

En la pantalla se ve entonces aparecer una Roma a la deriva, erosionada y apocalíptica, el Tíber sin agua de “Siccità” y las periferias abandonadas de “Settembre”, visiones fragmentadas de un malestar ambiental y afectivo; se ve una y otra vez, difíciles relaciones entre padres e hijos (“Brado”), algunas pocas respuestas puntuales y femeninas, en el caso de “Settembre”. Y luego la Roma del siglo XVII de “L'ombra di Caravaggio” al lado de la setentera de "Il signore delle formiche”, moralista y licenciosa al mismo tiempo, sin solución de continuidad. Está la Sicilia de tonos oscuros, empedrados de lava e interiores desordenados, como la psique de sus habitantes, de “La stranezza”, la película con la que Roberto Andò pone en escena a un Luigi Pirandello que intenta escribir lo que en breve se transformará en los “Seis personajes en busca de autor”.

Están las iglesias, torres, casas y molinos medievales de “Dante”, visto a través del recuento de Giovanni Boccaccio. Está una caótica y bellísima Nápoles, estratificada e infernal, en “Nostalgia” de Mario Martone. Está el mundo entero, en el recorrido que Gianfranco Rosi hace tras las huellas del Papa Francisco, en “In viaggio”. Y finalmente, silenciosos y amenazantes, los Alpes de “Le otto montagne”, que dejan gotear de sus nevados un agua “de hace siglos”.

Al mirar esta cosecha fílmica reciente, se asoma una pregunta indiscreta e inevitable: ¿Qué había pasado en Colombia con el cine italiano? No con las películas, puesto que ningún cinéfilo ha perdido la ocasión de ver en su casa los estrenos más recientes de directores como Sorrentino y Rohrwacher, sino con esa cinematografía en las salas de cine. La verdad es que hay todavía espectadores colombianos que recuerdan el cine italiano visto en los años 70 y 80 del siglo pasado, no solamente los clásicos de Fellini o Visconti, sino las películas de Scola, de Tornatore, de Wertmüller. En esos años –por distribución y programación de las salas– el cine italiano era más conocido por el público bogotano de lo que puede serlo hoy. El espectador más joven y en general el espectador de hoy tiene muy pocas ocasiones para ver estas películas en cine. Es, por lo tanto, en esa dirección que quiere proponerse la muestra de cine Italian Screens, para contribuir a llenar un vacío y recrear las condiciones de esa familiaridad, pero sobre todo para reanudar el diálogo entre ese cine y este público.

Son actualmente veintiún categorías que además de incluir a productores, directores, actores y actrices del cine italiano, señalan también a lo mejor del profesionalismo del sector. En perspectiva, a lo largo de casi siete décadas, permiten recorrer la historia del cine italiano a través de las películas y las figuras que lo han hecho posible, realizado e interpretado: desde el post-neorrealismo a la comedia a la italiana, de la época dorada de los años 60 y 70 a las obras maestras más recientes. No se trata únicamente de un premio para consolidar lo ya conocido y reconocido, sino que también busca nuevas perspectivas, autores y públicos, gracias por ejemplo a la categoría a mejor nuevo director.