AUMENTO en los sismos y el fracturamiento de roca al interior se registró la semana entre el 11 y 17 de este mes en el volcán nevado del Ruiz, por lo que se mantiene la alerta amarilla, nivel al que bajó el pasado 27 de junio, tras casi tres meses de estar en naranja.
El reporte, que ahora es semanal, del Servicio Geológico Colombiano en el período en mención confirma que el Ruiz sigue intenso y que si bien en la mayoría de parámetros monitoreados se registró una leve baja en la actividad y variaciones menores respecto a la semana inmediatamente anterior, tanto el movimiento de fluidos al interior de los conductos volcánicos, como los sismos internos y la energía liberada tuvieron un notorio aumento.
“Estas señales presentaron niveles de energía que pasaron de bajos a levemente moderados y algunas de ellas estuvieron asociadas a emisiones de gases y ceniza a la atmósfera y/o cambios en la temperatura relativa del material emitido, ambos fenómenos confirmados a través de las cámaras convencionales y termográficas utilizadas en el monitoreo del volcán”, señala el reporte de la entidad adscrita al ministerio de Minas y Energía.
También señala que la sismicidad asociada al fracturamiento de roca en el interior del volcán incrementó el número de sismos registrados, mientras que la energía sísmica liberada fue similar a la semana anterior.
Los sismos se localizaron principalmente en los sectores nororiental a oriental, suroriental y sur-suroccidental del volcán y en el cráter Arenas. Los sismos fueron de baja energía (magnitudes menores a 1) y con profundidades que oscilaron entre 1 y 8 km con respecto a la cima del volcán.
Durante los días 12, 15 y 17 de julio, destaca el monitoreo, se registraron varios episodios de sismicidad de baja energía asociados a la actividad del domo (protuberancia o montículo) de lava ubicado en el fondo del cráter.
En lo referente a la actividad superficial, el volcán continuó emitiendo vapor de agua y gases, principalmente dióxido de azufre. La altura máxima de la columna de gases en vertical y en dispersión fue de 1500 y 1800 metros sobre la cima del volcán respectivamente, ambas alturas fueron estimadas el 16 de julio.
La dirección de dispersión de la columna presentó una tendencia principal hacia el noroccidente y occidente-suroccidente de la estructura volcánica.
Adicionalmente, a través de las plataformas empleadas en el monitoreo satelital, se obtuvo el reporte de una anomalía térmica de baja energía en el fondo del cráter Arenas.
No se descarta que sigan ocurriendo emisiones de gases y ceniza con dispersión de acuerdo con el régimen de vientos que impere en el momento de la emisión. Por otra parte, en este nivel de actividad volcánica se pueden presentar algunos sismos que pueden ser sentidos.
“Es importante no normalizar el comportamiento del volcán en nivel de actividad Amarillo. Si bien este nivel indica que el volcán presenta menor inestabilidad y, en consecuencia, menor probabilidad de hacer una erupción considerable, en cualquier momento su actividad podría incrementarse, conllevando a que este retorne a nivel Naranja (probabilidad de erupción en días o semanas) o, incluso, a que pase a Rojo (erupción inminente o en curso)”, concluye el reporte.