Se acercan las elecciones del 26 de septiembre en Alemania y así el fin del mandato de 16 años de la líder conservadora Ángela Merkel. Los comicios determinarán si los Verdes, que han pasado de ser un partido "marginal" a convertirse en un partido de las "masas" en los últimos años, podrán elegir a un canciller por primera vez, algo que por lo pronto no parece posible, según los resultados de las encuestas.
Adicionalmente, solo después de las elecciones se sabrá la verdadera magnitud del ascenso del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en la política germana y si el "ex" partido de las masas, el Partido Socialdemócrata (SPD), sigue en declive.
Los dos candidatos a canciller más fuertes son el presidente del Partido de la Unión Demócrata Cristiana (CDU-conservador), Armin Laschet, y la copresidenta de los Verdes, Annalena Baerbock.
Ambos políticos se han enfrentado a serios problemas durante el proceso electoral, ya que fueron acusados de plagio en sus libros. Además, Laschet, que será candidato para CDU y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) fue criticado por sonreírle a las cámaras mientras visitaba áreas afectadas por las recientes inundaciones en el estado de Renania del Norte-Westfalia, del cual es primer ministro, y Baerbock generó controversia cuando se supo que no declaró todos sus ingresos.
Las encuestas de esta semana mostraron que si los alemanes eligieran directamente al canciller, el candidato del SPD, Olaf Scholz, lideraría la intención de voto, y Laschet y Baerbock le seguirían. Sin embargo, las mismas encuestas muestran que, como partido, el SPD está detrás de CDU/CSU y los Verdes, lo que haría casi imposible que Scholz se convierta en canciller.
Según las encuestas de julio y principios de agosto, la intención de voto para la coalición de los conservadores se ubica entre el 26% y 30%, mientras que para los Verdes, está en el rango del 18% y 20%.
Como se ve las diferencias son grandes, aunque algunos analistas políticos consideran la probabilidad de que con el paso de los días, a medida que se acerca la decisiva cita en las urnas, vuelva a presentarse lo ocurrido el pasado mayo cuando los Verdes marcaban una mayor intención de voto. Sin embargo, desde entonces para acá, la coalición conservadora (partidos cristianos) ha repuntado y sacado una notable ventaja.
Otros expertos consideran que las intervenciones manipuladoras de países como Rusia y Estados Unidos en Alemania, un país de gran importancia en la política europea y mundial, hacen difícil hacer predicciones en esta etapa. Por su parte, el SPD, rival tradicional de los partidos cristianos, está atascado en el rango del 15% y 17% en las encuestas.
Las crisis de los últimos años, incluidas la crisis económica mundial, la crisis de refugiados y la pandemia de covid-19, han puesto a los partidos y movimientos marginales de extrema derecha e izquierda en el centro de la política europea. A pesar de esto, las encuestas de opinión muestran que la tendencia alcista de la AfD, que comenzó con la crisis de los refugiados, ha terminado en gran medida, con una intención de voto de solo el 10%-12%. La tendencia del pueblo alemán de ver a los partidos tradicionales como más competentes para hacer frente a la crisis pandémica y mantenerse alejados de movimientos arriesgados es un factor determinante de esto.
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¿Por qué son importantes las elecciones alemanas?
No es incorrecto decir que las elecciones que determinarán la era pos-Merkel en Alemania son seguidas de cerca por muchos países, especialmente en Europa. Alemania, junto con Francia, es uno de los actores más importantes en la configuración de la política de la Unión Europea (UE). Es la mayor potencia económica de Europa y el país que más aporta al presupuesto del bloque, por lo que tiene mayor influencia. Por esta razón, los países europeos se preguntan quién será el nuevo canciller, entre cuáles partidos se formará la coalición y cómo será la política para la UE de Alemania.
Si el Gobierno se forma bajo el liderazgo de la CDU/CSU y Laschet se convierte en el nuevo canciller, no se esperan cambios significativos en la política de Berlín, independientemente de la coalición. La razón: el acertado manejo que Merkel ha dado al país en sus cuatro periodos consecutivos. Y no sólo a nivel doméstico sino exterior, donde destaca que convirtió a Alemania, junto con Francia, el eje fundamental del desarrollo europeo.
En caso de que Baerbock sea elegida, los cambios radicales para la protección del medio ambiente y el clima entrarían tanto en la agenda nacional y como en la de la UE.
En cuanto a Estados Unidos y Rusia, los resultados de las elecciones son importantes para ambos. Para el primero, Alemania ha sido un aliado importante que no debe perderse desde la Guerra Fría y es de suma importancia mantener relaciones estrechas con sus aliados tradicionales, especialmente con el aumento de la competencia global con China y Rusia.
Alemania reconoce el liderazgo global de Washington y se puso de su lado en la lucha contra Pekín. Sin embargo, Berlín prioriza sus propios intereses económicos en Rusia y, a veces, en China, al negarse a implementar las sanciones estadounidenses contra estos países. Debido a eso, EEUU quiere que los Verdes, que tienen estrechas relaciones con Washington, o el ala atlantista de la CDU ganen las elecciones. Ante ello, el resultado ideal para Estados Unidos sería una victoria de los Verdes, que generalmente concuerdan con el país en la política exterior.
Por otro lado, Rusia espera que el ultraizquierdista Die Linke (Partido de Izquierda) y el SPD, que son más críticos con Washington, ganen las elecciones. Durante el mandato del último canciller del SPD, Gerhard Schroeder, Alemania se alejó de Washington y se acercó a Moscú, lo que explica las preferencias rusas. No obstante, Moscú no pone todos los huevos en la misma canasta, por lo que busca estrechar sus relaciones con la coalición conservadora, que tienen la mayor posibilidad de ganar en las urnas.
Se asegura que estas dos potencias están tratando de influir en las elecciones alemanas a través de las redes sociales y los medios tradicionales.
Para los alemanes la elección será muy difícil por estar acostumbrados al liderazgo indiscutible de Merkel, quien dejará el cargo y la política con un 66% de popularidad. La más reciente encuesta de Deutschlandtrend (Tendencias en Alemania) indica que el 75% de los indagados la califica como una buena canciller y, aún más, su aceptación es mayoritaria en todos los partidos, a excepción del ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
El mismo sondeo destaca que más de dos tercios de los encuestados consideran que Angela Merkel es competente, una líder fuerte, digna de confianza y agradable.
De esta forma, deja como se dice popularmente la vara muy alta a quien la suceda, quien deberá no sólo propulsar la reactivación económica en marcha tras el duro impacto de la pandemia del covid-19, lograr la vacunación masiva contra el virus y mantener a Alemania en el epicentro de las decisiones trascendentales que se tomen para la Unión Europea