Tras la caída del nombramiento de César Ferrari como nuevo director del Departamento de Planeación Nacional (DNP), se abre una incógnita acerca de quién será el encargado de dirigir esta entidad que, según el presidente Gustavo Petro, deberá ser el “faro” que guíe las políticas de desarrollo del país.
Pero más allá del nombramiento del nuevo jefe del DNP, la incógnita se sitúa sobre cómo hacer que esta entidad vuelva a tener la fuerza e importancia que mantuvo a lo largo de varios años y por la que fue reconocida a nivel nacional e internacional.
EL NUEVO SIGLO conversó con tres expertos sobre la importancia de este Departamento y cuál es su posición acerca del papel que juega hoy en día y el que debería jugar en este nuevo gobierno.
Luis Fernando Mejía fue el director de esta entidad entre 2017 y 2018. Para el actual director de Fedesarrollo, el papel del DNP está claro: “Creo que desde el punto de vista de la función que ejerce Planeación Nacional en términos de ser el centro de pensamiento del Estado, el planificador desde el punto de vista de las grandes políticas públicas, el que además hace la hoja de ruta del Gobierno a través del Plan Nacional de Desarrollo y el que articula las diferentes entidades del orden nacional, lo más importante en esos propósitos centrales tiene que ver obviamente con la idoneidad de la persona que esté al frente de esa institución”.
Además, se refirió a las cualidades que debe tener quien esté a cargo de este Departamento: “Tiene que ser una persona tremendamente técnica, con una muy buena formación académica, pero además con un buen conocimiento del Estado. Creo que es importantísimo que no sea una persona que llegue a aprender, sino que ya tenga conocimiento previo del funcionamiento del Estado y que tenga también esa capacidad técnica para poderle dar esa visión estratégica a Planeación Nacional”, señaló.
Cambios
Para Mejía, uno de los economistas más respetados del país en su paso por lo público y lo privado, todavía existen unos cambios que deben hacerse: “Creo que lo que todavía falta por reformar o corregir hacia adelante tiene que ver con el rol que continúa teniendo Planeación Nacional en términos de la ejecución de regalías, que indudablemente en su momento le quitó capacidad a Planeación para poder continuar planteando justamente las políticas públicas y los elementos estratégicos”.
El economista cree que esto debería reformarse sin perder el norte de lo que es la entidad; “se ha ido por supuesto ajustando y cada vez la capacidad de Planeación Nacional es mucho más ajustada a esa necesidad de estar también en el proceso de aprobación y ejecución de regalías. Sin embargo, considero que es un tema que cada vez debería ser menos central en términos del rol que juega la entidad, obviamente fortaleciendo la asistencia técnica a las secciones territoriales que es absolutamente fundamental, pero de nuevo separando de sus funciones todo el componente de ejecución e incluso de vigilancia de regalías, que tampoco creo que debería ser parte del núcleo central de las tareas de Planeación Nacional”, puntualizó.
Sin embargo, considera que aún hoy el DNP sigue manteniendo su esencia. “Más allá de estos elementos, creo que planeación nacional continúa siendo el faro técnico del Estado. Indudablemente tiene, tal vez, las personas con la mejor formación técnica y profesional en todo el país y es una mina de oro desde el punto de vista de ese enorme capital humano que además nutre posteriormente a los ministerios, viceministerios, direcciones técnicas de otros ministerios, así que por supuesto hay que continuar fortaleciéndole, pero también sin dejar de lado esas enormes ventajas técnicas que tiene una institución tan importante para el país como lo es Planeación Nacional”, finalizó.
Historia
Para Hermógenes Ardila, periodista y profesor universitario, esta entidad perdió a través de los años un poco de su esencia, politizándose y dejando de lado su enfoque técnico para ser un administrador de recursos.
“Desde el punto de vista técnico, trabajaban los mejores economistas; ellos eran la base para la planeación de todos los proyectos del gobierno. De ahí partirán exactamente todos los planes de desarrollo, todavía lo hacen, pero los planes de desarrollo tenían en sus ejes el desarrollo agrícola, la internacionalización, los problemas de vivienda”, explica.
Y añade que “en el gobierno de Misael Pastrana Borrero fue ahí donde se ideó el UPAC, porque antes para la gente era muy difícil adquirir vivienda. Antes un Conpes era para abrir la portada de los diarios, pero en los últimos años se empezaron a hacer Conpes para todo; antes se les hacía seguimiento, ahora ha perdido calidad técnica, se politizó y perdió un poco su horizonte”, comenta el experimentado asesor económico.
Por su parte, para el economista y académico Edgar Jiménez, la visión de Ardila es similar a la suya. “Definitivamente lo que necesita el DNP para volver a ser lo que lo que era antes, es justamente lo que se quería hacer con el profesor Ferrari: tener un equipo directivo eminentemente técnico, es decir, que aplique ciencia, que desarrolle conocimientos, que desarrolle políticas públicas, pero de manera científica; eso es definitivamente lo que le hace falta al DNP”, afirmó.
Al igual que los anteriores expertos, cree que fue el mezclar un tema político el que le restó importancia a la entidad. “Durante los últimos años se perdió, cuando se convirtió de pronto en un cargo que fue asignado más a políticos o gente de la política tradicional, un tanto alejada o muy alejada de los criterios técnicos y sin una claridad en la parte de gestión pública o en la generación o el diseño, planeación y ejecución de políticas públicas, pero de manera técnica”, señaló.
Ferrari no va
La Casa de Nariño confirmó que César Ferrari no asumirá el cargo de director de Departamento Nacional de Planeación (DPN) debido a que el ingeniero es peruano de nacimiento, italiano de sangre y colombiano por adopción.
Los asesores de presidencia informaron que por esta razón no es viable jurídicamente nombrar a Ferrari como director, teniendo en cuenta la Ley 43 de 1993, que indica que las personas que tienen nacionalidad por adopción no podrán ocupar algunos cargos públicos como los de ministros o directores de departamentos.