Un llamado urgente a los gobiernos para que a reconozcan que sin una transformación radical de nuestro uso del suelo y nuestros sistemas alimentarios, no se podrá prevenir la crisis climática, hizo, en vísperas de la 50ª sesión del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), donde se aprobará el Informe Especial sobre Cambio Climático y Tierra, WWF.
El próximo 8 de agosto, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicará un informe especial sobre la relación entre el cambio climático y el uso del suelo que debería proporcionar una evaluación sólida e integrada de cómo la acción en este sector puede ayudar a reducir las emisiones de GEI.
Para Stephen Cornelius, asesor principal de WWF sobre cambio climático y líder del IPCC, necesitamos ver una transformación urgente en la forma en que usamos el suelo en el futuro. “Esto incluye el tipo de agricultura que hacemos, nuestro sistema alimentario y dietas, y la conservación de áreas como los bosques y otros ecosistemas naturales. Todo esto ayudará o podría obstaculizar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
La ciencia debe ser la base de la ambición, por eso este informe brindará a los países la información científica y política más actualizada para que puedan incrementar sus compromisos de acción climática adquiridos en el Acuerdo de París.
Las iniciativas relacionadas con la tierra (ya sea para reducir las emisiones por la deforestación y la degradación de los bosques o mejorar las prácticas agrícolas) representan, actualmente, hasta una cuarta parte de las acciones climáticas prometidas para 2030, y su potencial es mucho mayor. Por esta razón, WWF hace un llamado para abordar de forma integrada tanto las emisiones como las remociones (sumideros) asociados a usos y cambios en los usos de suelo.
“Las buenas alternativas del uso del suelo son fundamentales para abordar la crisis climática. Debemos evidenciar un cambio rápido en la forma en que manejamos la tierra, junto con las acciones necesarias para reducir las emisiones por combustibles fósiles, si queremos cumplir con el objetivo de 1.5°C fijado en el Acuerdo de París”, dijo Cornelius.
Un cambio hacia la gestión sostenible del suelo y las soluciones basadas en la naturaleza serán fundamentales para garantizar un futuro seguro para el clima, así como contribuir a otros objetivos sociales como detener la pérdida de la naturaleza y brindar seguridad alimentaria.
El informe también debería resaltar el vínculo que existe entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Las intervenciones específicas también pueden proporcionar beneficios adicionales para las personas y la naturaleza, incluida la restauración de servicios ecosistémicos cruciales y proporcionar mayor adaptabilidad y resiliencia al cambio climático.
El informe deberá ser claro en cuatro puntos según Cornelius.
La tierra y el clima interactúan entre sí. La forma en que usamos el suelo impulsa la crisis climática, genera problemas a los ecosistemas terrestres y empeora los riesgos existentes para las personas y la naturaleza. Un ejemplo de esta situación, es la degradación del suelo y la seguridad alimentaria.
Las demandas humanas actuales sobre la tierra son enormes e insostenibles. Los negocios habituales no son una opción, ya que las presiones sobre la tierra solo aumentarán a menos que cambiemos la forma en que la usamos.
La acción sobre la agricultura y los bosques no es una excusa para la inacción energética. Todos los sectores deben contribuir a limitar el calentamiento global a 1.5°C.
Tenemos que tomar decisiones importantes sobre el uso de la tierra. Las buenas elecciones pueden ayudar a mitigar el cambio climático y mejorar la resiliencia climática, al tiempo que producen otros beneficios, como mejorar la seguridad alimentaria y proteger la naturaleza./