Tomás Uribe en el CD: ¿Delfinazgo de emergencia? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 23 de Agosto de 2020
Redacción Política

Por los días en que siendo presidente de la República, Álvaro Uribe defendía la honorabilidad de sus hijos, diciendo entre otras cosas que “mis hijos no son holgazanes”, él le confesó a un periodista que no le gustaría que Tomás y Jerónimo llegaran a la política.

Es así como tanto durante los ocho años de gestión, como luego en los diez que han transcurrido desde que dejó el ‘solio de Bolívar’, ellos no han tenido figuración política, más allá de defender la honra de su padre.

Pero ya EL NUEVO SIGLO, cuando se analizaban las opciones que tenía el Centro Democrático para promocionar un vocero público que representara ante propios y extraños una línea directa con el expresidente, luego que la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia le dictara medida de aseguramiento domiciliaria, se mencionó a algunos de sus familiares y en particular a Tomás Uribe, su hijo mayor.

Pues esta semana la colectividad anunció que entró a formar parte del llamado comité estratégico que desde ya trabaja en función de las elecciones de 2022.

Dicho comité estará integrado por el exministro Óscar Iván Zuluaga, los senadores Gabriel Velasco y Ernesto Macías, el representante Edwin Ballesteros y la directora del Centro Democrático, Nubia Stella Martínez.

“Oscar Iván Zuluaga me invitó a participar en un comité informal del Centro Democrático. Mi rol es de consultor. Espero aportar análisis cuantitativo frío y sobrio. No aspiro a cargos ni a curules. No es momento de aspiraciones”, expresó el empresario e ingeniero químico de 39 años.

 

Renuncia

 

Por supuesto, no es coincidencia que su incursión en actividades partidistas se dé en la misma semana que su padre renunciara a su curul en el Senado. La verdad sea dicha, esa era una decisión aplazada muchas veces. Tras posesionarse como senador en 2018, cuando por ser el congresista con mayor votación le correspondía presidir la Cámara alta, el expresidente Uribe alcanzó a escribir una carta de renuncia, pero los legisladores de su bancada lo persuadieron de retirarla. Luego, como lo contó él mismo la semana que recién terminó, cuando la Corte se inhibió de seguir el caso del senador Iván Cepeda y ordenó investigarlo a él, también pensó en renunciar. Y, para no alargar más este aspecto, en septiembre pasado dijo en una entrevista que “tengo una presión que debo aceptar de mi señora y de mi familia que con toda razón no quieren que esté más en el Congreso”.

Aunque el ingeniero Uribe ha dicho que no está pensando en curules ni en cargos políticos, no por eso dejan de correr voces en el uribismo y fuera de él que presagian la posibilidad de una cabeza de lista al Senado.

Como ya se dijo en estas páginas, la consolidación de la organización política del uribismo requirió durante los siete años que han transcurrido desde la fundación del Centro Democrático de la presencia en primera línea del propio expresidente Uribe, en parte para no repetir los errores cometidos con la conformación del Partido Social de Unidad Nacional -llamado de La U, precisamente para ser su colectividad- que se delegó en la persona equivocada, pero también porque es a él a quien sigue la gente.

Así, fue la cabeza de lista al Senado por el Centro Democrático lo que sin duda impulsó la abrumadora votación conseguida por la colectividad en las elecciones para Congreso.

 

Liderazgo

 

En este tiempo, ha sido preocupación del expresidente Uribe formar nuevos liderazgos, tanto de dirigentes jóvenes como de veteranos que incursionaban por primera vez en la política. Y claramente llegó la hora de probar la solidez de la formación, porque aunque el expresidente Uribe seguirá siendo el orientador del Centro Democrático, la realidad es que su ausencia en el Congreso será notoria.

La llegada del ingeniero Uribe al Centro Democrático quizás sea el primero de varios movimientos que se verán en los próximos días y meses, porque si el análisis inicial buscaba que la vocería del uribismo la asumiera una sola persona -y se mencionó como es lógico al propio presidente Iván Duque, señalando que quienquiera que sea la persona que asuma el relevo deberá tener la suficiente fuerza política para unir a las distintas vertientes del Partido y el adecuado tacto para que nadie pueda llegar siquiera a sospechar que quiere reemplazar a Uribe-, lo que está por presentarse es la consolidación de un liderazgo colectivo.

Así se habla de la posibilidad que algunos ministros dejen el gabinete para asumir un rol más partidista y no son pocos los embajadores que han llamado a decir que cuando la organización política los requiera estarán dispuestos a dejar la diplomacia para venir a defender el legado de Uribe.

Y en ese desarrollo será clave el destape de las precandidaturas presidenciales, en las que están eventualmente interesados el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, así como la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, pero también las senadoras Paloma Valencia y María del Rosario Guerra, entre otras reconocidas figuras del uribismo.

Y no hay que dejar de tener en cuenta a una personalidad con mucha influencia en el uribismo, como es el exministro Zuluaga, quien sin embargo no ha querido asumir ninguna responsabilidad en el Partido ni tampoco en el Gobierno, hasta que la Fiscalía aclare la situación de su hijo investigado por el tema del hacker Sepúlveda.

En este contexto un tema que aglutinará buena parte de la actividad política del uribismo será buscar hacer realidad la propuesta lanzada por el expresidente Uribe de buscar una reforma a la justicia por la vía de un referendo de tres preguntas -creación de la Corte única, reducción del Congreso y convertir en permanente el subsidio Ingreso Solidario para mayores de 65 años-.

Será una bandera que requerirá una vocería firme -ya sea de una persona o de un colectivo-, que militantes y simpatizantes del Centro Democrático identifiquen siempre como auténtica expresión del pensamiento del expresidente Uribe.