COREA DEL NORTE fracasó en su más reciente intento de poner un satélite de espionaje en órbita, informaron medios estatales, meses después de que un primer cohete se estrellara en el océano tras el despegue.
El líder del país comunista, Kim Jong-un, estableció como prioritario el desarrollo de satélites de inteligencia como contrapeso a la creciente actividad de Estados Unidos en la región.
La Administración Nacional de Desarrollo Espacial "realizó el segundo lanzamiento del satélite de reconocimiento Malligyong-1 a bordo del nuevo cohete lanzadera Chollima-1 (...) en la madrugada del 24 de agosto", dijo la agencia de noticias oficial KCNA.
"El vuelo en la primera y segunda fase del cohete era normal, pero el lanzamiento falló por un error en el sistema de ignición de emergencia en la tercera fase del vuelo", señaló KCNA.
Joseph Dempsey, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dijo a AFP que, aunque la formulación del fallo es confusa, Pyongyang probablemente se refiera "a la separación" del satélite de la lanzadera.
Según KCNA, "la causa del accidente no es un gran inconveniente" y apuntó a un tercer intento en octubre tras estudiar el problema y tomar medidas para remediarlo.
El Estado Mayor de Corea del Sur informó que había detectado el despegue a las 03H50 del jueves (18H50 GMT del miércoles) y que el cohete sobrevoló el mar Amarillo. También dijo que había iniciado una operación para recuperar los restos del aparato.
El Consejo de Seguridad Nacional del país criticó a su vecino septentrional por "despilfarrar sus escasos recursos en provocaciones temerarias mientras culpa a subordinados inferiores de la situación económica que lleva a su pueblo al hambre y la muerte".
Sanciones de la ONU
El gobierno japonés fue el primero en anunciar el lanzamiento del proyectil y emitió un aviso a los residentes en la isla de Okinawa. Su portavoz dijo que el despegue era "extremadamente problemático".
Los países del G7 condenaron el lanzamiento, acusando a Corea del Norte de continuar su "escalada", demostrando "su determinación de avanzar y diversificar sus capacidades nucleares y balísticas ilegales", según un comunicado.
Las sanciones de la ONU prohíben a Pyongyang desarrollar tecnología balística, que se utiliza tanto para el lanzamiento de misiles como de cohetes espaciales.
El lanzamiento se produce poco después de una cumbre de los mandatarios de Japón, Corea del Sur y Estados Unidos en Camp David, cerca de Washington, y en paralelo a unos importantes ejercicios militares entre estos dos últimos países.
Conocidos como Escudo de la Libertad de Ulchi, estas maniobras anuales, que se perciben como una amenaza desde Pyongyang, empezaron el lunes y deben extenderse hasta el 31 de agosto.
La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Adrienne Watson, dijo que el lanzamiento "aumenta los riesgos de desestabilización de la situación de seguridad de la región y más allá".
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El espacio es complicado
"Aunque sea todavía un fracaso, el vuelo llegó más lejos que el intento previo", dijo el investigador Joseph Dempsey.
"El espacio es complicado, el fracaso y las lecciones aprendidas a menudo son parte del desarrollo de diseños en evolución finalmente exitosos", afirmó.
Esta tecnología satelital mejoraría significativamente los servicios de inteligencia de Corea del Norte, destaca el profesor de Estudios de Seguridad del Centro Asia-Pacífico Daniel K. Inouye, Lami Kim.
"Kim Jong-un ha dicho que son críticos para los ataques preventivos", explicó a la AFP. Si consiguen desarrollarlos, esto "intensificará la carrera armamentística entre las dos Coreas", agregó.
Corea del Norte ya había intentado en mayo poner en órbita lo que describió como su primer satélite de reconocimiento militar, pero el cohete que lo transportaba cayó al mar minutos después del despegue.
La caída de ese primer satélite desencadenó una larga operación de Seúl para recuperar los restos del dispositivo y poder analizarlos.
El Ministerio de Defensa surcoreano indicó que el estudio, realizado por expertos locales y estadounidenses, llegó a la conclusión de que el satélite no tenía utilidad militar.
Las relaciones entre las dos Coreas, técnicamente todavía en guerra tras el armisticio de su conflicto en los años 1950, se encuentran en uno de los momentos más tensos en los últimos años.
El Norte ha impulsado el desarrollo de su arsenal nuclear, mientras que el Sur ha multiplicado los ejercicios militares con Estados Unidos.