Sin este género arbóreo, los Polylepis, que incluye cerca de 26 especies de árboles pequeños y arbustos -que en Colombia se conocen como coloraditos- el medioambiente de páramos y altas montañas sería seco y su fauna no tendría refugio de depredadores.
Estos y otros roles ecológicos cumplen estos árboles de la familia Rosaceae que se encuentran especialmente en la cordillera de los Andes tropicales y subtropicales de Sudamérica, pero que sufren la constante amenaza por su tala y quema para producir carbón y leña.
En Colombia puede verse la especie Polylepis quadrijuga en la cordillera Oriental entre Santander y Cundinamarca y en los macizos montañosos de la Sierra Nevada de Santa Marta.
“Esta especie, que alcanza hasta los 15 m de altura, también sirve como barrera de viento por ser resistente a los climas fríos, y por su distribución en el ecosistema de alta montaña atrae el agua de las lluvias”, detalló la doctora María Claudia Segovia, de la Universidad de las Fuerzas Armadas de Ecuador, en el foro “Estudios en Polylepis: los árboles de las cumbres de los Andes”, del Programa de Egresados de la Universidad Nacional (UNAL).
En particular, las subespecies P.quadrijuga y P.Tarapacana se pueden encontrar en ecosistemas de más de 5.200 msnm; también es considerado como uno de los árboles más longevos de los trópicos, hallándose ejemplares de 750 años.
En Colombia, esta especie se habría descubierto en la cordillera Oriental hace unos 3 millones de años; sin embargo, los investigadores Jesús Orlando Rangel y Henry Arellano Peña, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UNAL, evidenciaron una disminución muy acentuada de sus poblaciones.
“Por lo menos en la Sabana de Bogotá los bosques de Polylepis desaparecieron hace unos 30.000 años, y en zonas como la laguna de Fúquene y otros páramos de las cordilleras Central y Occidental sus muestras son muy pocas”, afirmaron en su estudio “Los bosques de Polylepis en Colombia: riqueza y amenazas para su conservación”.
Otras de las razones amenazantes que entregan los investigadores para su desaparición es el avance continuo de la línea de producción de papa, por lo menos en las zonas de altas montaña, que no superan los 3.500 msnm. “Además el ejercicio ganadero y la quema de pastizales para la actividad agrícola causan fragmentación y discontinuidad entre los bosques”, señalan.
Por su parte la doctora Milagros Rodríguez Catón, de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina), agregó durante el foro que “esta pérdida de diversidad no solo se presenta en Colombia, sino también en países como Perú, Bolivia y Ecuador, donde también cuentan con una gran cantidad de estos bosques que han sufrido una disminución en los últimos 20.000 años”.
Además lea: Urgen acciones para conservar 14 Parques Nacionales Naturales del Caribe
Contra el cambio climático
Por sus ventajas para influir en el ciclo vital del agua, autoridades ambientales y expertos han recomendado combatir la deforestación de alta montaña al plantar Polylepis, pues por ser un árbol compuesto de diversas capas absorbe la humedad de las nubes, libera agua para manantiales y ríos y les proporciona humedad óptima a hábitats secos y erosionados.
“La distribución de esta especie podría cambiar el futuro climático, influyendo en el grado de acumulación de gases de efecto invernadero. Aunque, esto depende de saber conservar y evitar más la pérdida de adecuabilidad del clima”, advirtió Gustavo Adolfo Silva, de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, Brasil.
Por todo lo anterior, los expertos alertan sobre la necesidad de enriquecer el estudio ecológico de estos bosques y priorizar sus programas de conservación, para restar el poder de las amenazas directas -como la acción del hombre-, e indirectas como el cambio climático.
“Se deben aumentar los esfuerzos científicos para entender mejor la distribución actual de estos bosques en el país, ya que en Colombia su estudio es muy escaso”, observaron.
También señalaron que contar con material y literatura científica suficiente fortalecería los insumos para que las autoridades pertinentes puedan tomar las decisiones ambientales necesarias.