Perspectiva. Carne pierde terreno en plato de colombianos | El Nuevo Siglo
Los altos precios de la carne hacen que las personas prefieran otras proteínas en su alimentación.
EL NUEVO SIGLO-Alex Londoño
Domingo, 11 de Septiembre de 2022
Redacción Economía

-"¿A cómo los chuzos?".

-"A 8 ‘barras’ los de carne y a 6 (mil pesos) los de pollo".

Así es el panorama en varios puestos de comidas rápidas a las afueras de la Ciudad Amurallada en Cartagena. Los vendedores de brochetas, llamadas “pinchos”, o como también se le conocen allí, “chuzos”, han empezado a variar los precios de sus productos de acuerdo al tipo de carne que se utiliza en sus preparaciones.

Y es que la carestía de la carne no es un fenómeno tan reciente. El precio de este alimento básico ha venido creciendo desde antes de la pandemia del covid-19, y empezó a tomar mayor fuerza con la llegada de los cierres para controlar los brotes de coronavirus y la inflación que se generó y derivó de dichos confinamientos.

La razón: una mayor exportación del ganado en pie, lo que ha incrementado el valor de la carne en el mercado local, igualando el precio que se paga dentro del país con el valor que se cobra en algunos mercados internacionales por la libra de este alimento.

Y eso se nota a simple vista. En Getsemaní, tradicional barrio del centro de Cartagena, a solo cinco minutos de la ciudad histórica, se encuentra la plazoleta principal. Allí se reúnen varios puestos de comida rápida. Uno de los más tradicionales vende los famosos “patacones con todo”, y desde hace un tiempo dejó de echarles carne de res.

“Está muy cara”, nos dice uno de los cocineros mientras esparce varias libras de queso en la parrilla, con el que se cubrirán los patacones revueltos con pechuga de pollo, butifarra, lechuga y papa.

Y es que el incremento en el precio de la carne de res les pega en el bolsillo a los más pobres, como lo reveló el DANE en su más reciente informe del IPC. Para el mes de agosto la inflación para las personas de menores ingresos fue de 12%, casi 3 puntos porcentuales más elevada, mientras para los hogares de ingresos altos la variación se mantiene en un solo dígito, llegando a 9,3%.

Este incremento en los precios tiene dos implicaciones directas para el consumidor, e incluso, como se pudo constatar, para diferentes comerciantes.

La primera es la sustitución por otro tipo de alimentos o proteínas. La otro tiene que ver con un mayor aumento del costo de vida.

Consumo

Camilo Herrera, director de la firma Raddar, explica que “el alto precio de la carne lo que hace es que muchos de los hogares, sobre todo de ingresos medios bajos e ingresos bajos, migren hacia otro tipo de proteínas, puede ser el pollo que está mucho más barato y seguramente el huevo, en casos de ingresos muy bajos”, señala.

Y añade: “pero uno de los efectos grandes del aumento del precio de la carne es realmente el incremento de la comida, lo que termina significando no solo que en la fama o en la carnicería la gente va a pagar más plata por 1 kg de carne, sino que las hamburguesas y los almuerzos ejecutivos se ven afectados, y eso causa un efecto inflacionario en la comida, en restaurantes y los almuerzos ejecutivos. Estos son los problemas grandes de ese tema, que también se suman al aumento de los costos, por ejemplo, desde platos de comida en hoteles, en universidades y sobre todo en el sistema de comidas escolares, lo cual es un problema grande”, manifestó el experto en consumo a EL NUEVO SIGLO.



Oportunidad

Por otra parte, el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, dice que más allá del incremento del precio de la carne, lo que se debe ver es que existen oportunidades en una mayor salida de ganado del país.

“Hay una reflexión a fondo, no solo de lo que implican las exportaciones de animales en pie, sino que aquí queda la importancia de un sector que, bien tratado, puede ser la solución, entre otras cosas, para la balanza de pagos en Colombia”, comentó el presidente del gremio ganadero.

Y señala que este negocio es un pilar del bienestar nacional, “pero al mismo tiempo, Colombia evidentemente es un país que tiene un hato ganadero que lo hace ser una potencia ganadera. Si Colombia enrutara una cantidad de esfuerzo en la dirección correcta, aquí habría una solución, primero, para generar bienestar en las regiones: los ganaderos estamos en 1.108 municipios, eso implica que cuando le va bien a la ganadería le va bien a muchísima gente, 700 mil productores regados en todo el país”, afirmó Lafaurie.

Lafaurie agregó que los debates alrededor del tema no tienen objeto y que tomar medidas arbitrarias contra el sector es contraproducente: “Yo creo que hay que ver qué cosas son mejorables, pero creo que la conclusión es absolutamente clara: el Congreso no puede por ley prohibir la exportación de ningún producto, porque obviamente incumple los acuerdos y, en consecuencia, cuando eventualmente se tenga que restringir transitoriamente la exportación de un producto tiene que ser a través del Ejecutivo”, señaló.

Y es que el mercado de la exportación de carne viene creciendo al mismo ritmo que su precio, y se espera que este año termine con un aumento cercano al 25%. “En exportaciones Colombia va bien, el año pasado exportamos US$400 millones, este año llegamos a mitad de año con un poco más de US$250 millones y yo creo que podemos llegar fácilmente a US$500 millones en este 2022”, manifestó el líder gremial.