![UN HOMBRE lee las portadas con noticias sobre las elecciones presidenciales de Ecuador en un quiosco de periódicos en Quito Daniel Noboa y la izquierdista Luisa González definirán la presidencia el 13 de abril](/sites/default/files/2025-02/FOTOS%20TAMA%C3%91O%20WEB%20EL%20NUEVO%20SIGLO%20%2822%29.png)
LOS MISMOS actores, con sus conocidas y opuestas agendas programáticas, pero con un escenario diferente es lo que vivirá Ecuador, este 13 de abril, para la definición presidencial entre el derechista Daniel Noboa y la izquierdista, Luisa González. Un reeditado duelo entre el anticorreísmo y el correísmo, tal cual ha sucedido desde hace 18 años.
Tras el “empate técnico” ocurrido en la jornada del domingo, como lo definió quien aspira a ser la primera presidenta, las campañas de estos rivales en las antípodas de un Ecuador dividido comenzaron desde ayer a redefinir sus estrategias para conseguir el apoyo de quienes votaron por los otros 14 candidatos en contienda, así como de un alto porcentaje de indecisos.
El resultado derrumbó los pronósticos de las principales encuestas, que daban un mayor margen al mandatario e incluso asomaron que ganaría en la primera vuelta.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) informó en la tarde de ayer, que con el 93,65% de las actas escrutadas, lo que representa más de 10,6 millones de los casi 13 millones emitidos, Noboa se mantenía como el más votado, con el 44,23% y González le seguía con 43,87 % de sufragios, confirmando así la segunda vuelta establecida en la Constitución.
Esta diferencia, aunque escasa, es de enormes implicaciones políticas. Es la primera vez que se gana al correísmo en una primera vuelta desde que esa tendencia socialista del siglo XXI llegó al poder en 2007. Además, significó un crecimiento de apoyo para Noboa en veinte puntos respecto a la primera vuelta de agosto de 2023, cuando registró 24.42% frente a su competidora, la misma de hoy, que fue la más votada con 32.97%.
Ambos en ese momento asambleístas poco conocidos, fueron al balotaje donde el joven empresario del sector bananero ganó la presidencia para completar el período de Guillermo Lasso, con una ventaja de 3%.
Como era de esperarse, los dos candidatos celebraron sus resultados, agradecieron a los electores e instaron a seguir en la lucha de cara a la decisiva jornada de las urnas en abril.
“Gracias por la esperanza y el coraje de volver a creer. De creer que el país puede ser diferente. Uno de progreso, sin corrupción, y de un esfuerzo constante por enfrentar a las mafias, y no de pactar con ellas", escribió en redes sociales el joven presidente, destacando que lo del domingo fue una victoria sobre “todos los partidos del viejo Ecuador”.
También destacó el presidente candidato de Acción Democrática Nacional (ADN) que “ha sido un año de lucha incansable por el alma de este país” y “dimos el paso más importante de todos: consolidar una Asamblea Nacional distinta, convirtiéndonos en la primera fuerza, capaz de trabajar por ustedes y no de enfocar sus en perseguirnos o debilitarnos para para obtener inmunidad”.
Para la nueva Asamblea Nacional (unicameral) y sin terminar el escrutinio, ADN sumaba el 43.5% de los votos frente a 41.1% para el izquierdista Movimiento de Revolución Ciudadana de González. Si bien ninguna alcanza la mayoría, la derecha logró arrebatar al socialismo esa primera posición.
En cuanto al resultado de González, es evidente que aumentó su base electoral frente al duelo con Noboa hace dos años, cuando en la primera vuelta logró 33.24%, mientras que en el balotaje ascendió a 48%. De allí que, entre la euforia y la sorpresa, sostuvo que ese “empate técnico” era una “gran victoria”, tras calificar la contienda como una lucha entre David y Goliat porque el presidente “uso el poder del Estado para hacer campaña”.
Aseguró que el resultado "demuestra que la gente quiere un cambio, que cuatro años más de lo que estamos viviendo en este año y medio, no está dispuesta a soportarlo" y consciente de que los más de 510 mil votos que obtuvo candidato indígena Leonidas Iza le serán necesarios para marcar la diferencia en el balotaje, tendió la mano a este movimiento de izquierda, recibiendo sin embargo un portazo inicial.
En sus primeras declaraciones, Iza dijo que no se apresurará para decantarse por nadie, que no tomará ninguna decisión de manera independiente y apeló, en cambio, al "poder colectivo". Así, explicó que se reunirá su movimiento para hablar de las líneas políticas y de una "propuesta de país".
Entre tanto, la candidata de Sociedad Patriótica, Andrea González, que logró el 2.7% de la votación, aunque se abstuvo de endosar su respaldo a cualquiera de los que irán a segunda vuelta, dejó en claro que nunca podría hablar "absolutamente nada" con Luisa González, a la que vincula con supuestas corruptelas durante los dos gobiernos de Correa, hoy exiliado en Bélgica ante la condena que, por corrupción, debe cumplir en Ecuador.
Los otros 10 candidatos presidenciales tuvieron apoyos ínfimos, que oscilaron entre el 0,18% y el 0,71% de los votos.
El mapa electoral revela que Noboa se impuso en la región andina, en tres provincias amazónicas y Galápagos, mientras que la revolución ciudadana de González lo hizo en las provincias costeras y en dos amazónicas.
Dos meses de campaña
La campaña para el balotaje inició la noche misma del domingo, pese al silencio que Noboa mantuvo durante la jornada. Él como González emprenden la difícil tarea de convencer en busca de potenciales apoyos.
En sus 16 meses de mandato, el presidente millenial, muy activo en redes sociales, enfrentó con dureza a uno de los mayores flagelos del país: la disparada narcoviolencia que controlaba el negocio ilícito, otras actividades criminales desde las cárceles e hizo alianzas con peligrosas bandas como “Los Lobos” y “Los Choneros”, entre otras.
Esa lucha sin cuartel, cuya financiación fue avalada por los ecuatorianos en referendo con un alza de tres puntos del IVA (15%) fue su prioridad de gobierno y bandera de campaña, tras apuntarse como éxitos el restablecimiento del orden en las cárceles, la captura de jefes de organizaciones criminales, el aumento en la incautación de drogas ilícitas y la reducción en la tasa de homicidios, que pasaron de 47 por cada 100 mil habitantes (en 2003) a 38 el año pasado. Sin embargo, en el inicio de éste, se volvieron a disparar los índices de violencia.
Se creyó que esta ofensiva militar contra la criminalidad, que no ha dado tregua a los ecuatorianos en la última década, era suficiente para concitar un mayoritario apoyo en las urnas e, inclusive, tan contundente que le permitiera proclamar su reelección en una sola vuelta. Y si bien esa política dura de seguridad es reconocida por sus gobernados, la crisis eléctrica, con prolongados apagones en gran parte del país, fueron varopalo a su inmediato plan, mucho más que el leve aumento de la pobreza (28% el año anterior) y el desempleo, las otras grandes preocupaciones ciudadanas.
También se le reconoce a su gestión que la inflación está controlada (5% interanual) y lograr un empréstito de US$4.000 millones para reactivar la economía, de los cuales ya recibió los primeros mil millones.
Noboa llegó el domingo a la disputa presidencial con tres desventajas: el consabido desgaste de su imagen tanto por su gestión - aunque se debe admitir que en el escaso tiempo de mandato es difícil conseguir muchos resultados- como por el enfrentamiento que mantiene con su fórmula vicepresidencial, Verónica Abad, a quien nombró diplomática en Turquía, para evitar las constantes desavenencias políticas que tenían.
La tercera, que como cualquiera que aspire a la reelección, es susceptible de críticas por lo que hizo y dejó de hacer. Y, ese espejo retrovisor fue la ‘bandera de campaña’ de la abogada González, quien más allá de cuestionar a Noboa no planteó soluciones a los agobiantes problemas de los ecuatorianos. Se limitó a recordar los “buenos tiempos” que vivieron bajo los dos gobiernos de su mentor, Rafael Correa (2007-2017), sin mencionar que ello fue posible por los fuertes ingresos petroleros.
La polarización y el empate técnico Noboa-González presagia una lucha codo a codo para conquistar la franja de electores que decidirá la consulta de abril. Los candidatos tienen dos meses para convencer con una puntual agenda programática a ese 10% del electorado que se decantó por otras opciones o sufragó en blanco.
En Ecuador, donde hay una marcada dicotomía entre correísmo y anticorreísmo, el balotaje divide al país en torno al regreso de la izquierda al poder o la continuidad del joven mandatario que está comprometido a recuperar la seguridad y dinamizar la economía.