Gobierno Petro-Casa Blanca: el reto de cimentar nueva relación | El Nuevo Siglo
EL PRESIDENTE Gustavo Petro se reunirá mañana con el secretario de Estado de EU, Antony Blinken.
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Domingo, 2 de Octubre de 2022
Redacción Política

Si bien es cierto que desde que se confirmó el pasado 19 de junio la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia, siendo el primer mandato de izquierda en nuestro país, el gobierno de Joe Biden ha buscado sentar las bases de la nueva era de las relaciones, hasta el momento ha primado más la diplomacia que el análisis profundo y puntual de los ajustes que tendrá la alianza geopolítica más fuerte de nuestro país en las últimas décadas.

Biden y Petro hablaron unos días después de su elección. Luego vino una primera reunión de empalme entre los delegados del gobierno entrante con el equipo de la embajada en Bogotá. A la posesión del Jefe de Estado colombiano vino una comisión encabezada por la directora de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), Samantha Power; el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks; el asistente especial presidencial y director sénior para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, Juan González; y Francisco Palmieri, encargado de negocios interino en la embajada en Bogotá.

Meeks indicó que Estados Unidos estaba dispuesto a una "conversación abierta y honesta" sobre la guerra contra las drogas. "Creo que lo que el presidente (Petro) quiere hacer es tener paz. Es el mismo interés de Estados Unidos. Ese es el espacio común para tener un conversación abierta y honesta", dijo.

"Hay diferencias entendibles que continuamos hablando y discutiendo (...) Estuvimos de acuerdo en que el narcotráfico ha tenido impactos devastadores en las comunidades tanto en Colombia como en los Estados Unidos", expresó, a su turno, la responsable de Usaid.

Tres días después de la posesión, el gobierno Biden ordenó renovar la ayuda a Colombia para luchar contra el narcotráfico. Ya en julio la Casa Blanca había revelado que la extensión de narcocultivos en nuestro país se había reducido levemente de 245 mil hectáreas en 2020 a 234 mil en 2021.

Luego, a finales de agosto, Washington envió una nueva delegación de alto nivel, que se entrevistó con el presidente Petro y la plana mayor del gobierno. Esa misión estuvo encabezada por Rahul Gupta, Director de la Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas (Ondcp) de la Casa Blanca; el subsecretario del Departamento de Estado, Todd Robinson, y el Administrador Adjunto Sénior de la Agencia de  Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), Peter Natiello.

Gupta se reunió destacó el enfoque holístico de los Estados Unidos sobre la política de drogas, que incluye un énfasis en la salud pública, el desarrollo, la protección del medio ambiente, los servicios públicos y la seguridad. También confirmó apoyos económicos a la Policía, ayuda a programas antidrogas, dialogó con varios ministros sobre temas como ambiente, acuerdo de paz, tierras, derechos humanos, asesinatos de líderes sociales.

Tras esta delegación, vino al país la general Laura Richardson, Jefe del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos, con quien Petro habló de política antidrogas, la urgencia de cuidar la Amazonía y otros temas de importancia entre las dos naciones.



Más alto nivel

Y ahora el estatus de la visita sube. El secretario de Estado, es decir el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llega mañana a Bogotá. Se reunirá con el Gobierno para hablar de la implementación del Acuerdo de paz de 2016, de "un enfoque holístico para contrarrestar el narcotráfico", de la protección de los migrantes venezolanos y de los derechos humanos en el continente.

El subsecretario de Estado para América Latina y el Caribe, Brian Nichols, afirmó el viernes que Colombia y Estados Unidos comparten un enfoque basado en la salud para la lucha contra los estupefacientes y en el desarrollo rural. "Seguiremos siendo un socio firme para el presidente Petro y su gobierno", dijo.

Esta visita se produce apenas dos semanas después de que el mandatario colombiano estuviera en Nueva York, interviniendo en la asamblea general de la ONU, en donde hizo una fuerte crítica a la estrategia antidrogas basada en la represión y la calificó de un abierto fracaso que solo ha traído violencia, pobreza y depredación ambiental a nuestro país.

“Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas. Disminuir el consumo de drogas no necesita de guerras”, dijo. Advirtió que la guerra contra las drogas ha durado 40 años y que “si no corregimos el rumbo y esta se prolonga otros 40 años, Estados Unidos verá morir de sobredosis a 2.800.000 jóvenes por fentanilo, que no se produce en nuestra América Latina, verá millones de afros norteamericanos ser apresados en sus cárceles privadas”.

Incluso, el mandatario colombiano fue criticado porque no llegó a una cena que había convocado el presidente Biden con decenas de jefes de gobierno. Petro señaló que hubo un trancón y que, además, no tenía una cita directa con el titular de la Casa Blanca.

Aterriza la realidad

Ahora bien, es claro que Petro tiene una visión crítica de lo que ha sido la relación de Colombia con la Casa Blanca y quiere cambiarla.

De hecho, el pasado 7 de septiembre, al posesionar al nuevo embajador de Colombia en Washington, Luis Gilberto Murillo, le pidió trabajar en una nueva agenda de las relaciones que tuviera en sus prioridades buscar alternativas al fracaso de la política antidrogas e impedir la quema de la selva amazónica.

“… Y eso le dije a la generala (Richardson)… Y el mejor mensaje que una colaboración militar entre Estados Unidos y Colombia podría ser al mundo es, precisamente, que no se quema y que establecemos los mecanismos económicos y sociales, por un lado, y los mecanismos militares y operativos, por el otro, para impedir la quema de la selva amazónica”, puntualizó Petro.

Por otra parte, Petro ha tocado en menos de dos meses de gobierno temas clave en las relaciones bilaterales. Por ejemplo, restableció las relaciones políticas, diplomáticas y comerciales con el régimen de Nicolás Maduro, pese a que la Casa Blanca y la Casa de Nariño, sobre todo en el gobierno Duque, fueron punta de lanza para apoyar al gobierno ‘interino’ de Juan Guaidó y tratar de aislar y tumbar a la dictadura chavista.

El gobierno del Pacto Histórico también ha propuesto convocar a una conferencia de países centroamericanos, sudamericanos y caribeños para discutir la “fracasada” política de drogas. Igual ha ofrecido a los narcotraficantes suspender su extradición a Estados Unidos y otorgarles "beneficios jurídicos" a cambio de que se sometan a la justicia. Asimismo habló de ampliar la legalización de la marihuana y despenalizar a los campesinos cultivadores de hoja de coca, amapola y marihuana.

Visto todo ello, es evidente que con la visita mañana de Blinken la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos debe comenzar a aterrizarse. Hay muchos temas que deben ponerse en blanco y negro, más allá de los discursos y las frases efectistas.

El gobierno Biden está presionado ya por congresistas republicanos e incluso demócratas (que son los que aprueban anualmente el paquete de ayuda antidrogas por más de 400 millones de dólares a Colombia), que le exigen aclarar en qué quedará la alianza con un país que tiene ahora un gobierno de izquierda y en un continente latinoamericano en donde los mandatos de esta corriente política, críticos a cual más de Washington, están creciendo.

Blinken viene a Colombia, Chile y Perú

El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llega mañana a América Latina. La gira arranca un día después de las elecciones generales de hoy en Brasil, donde el presidente de derecha Jair Bolsonaro se enfrenta al exmandatario de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, con ventaja en las encuestas.

Su primera parada será Colombia, donde se reunirá con el presidente Gustavo Petro, con quien sostendrá una amplia agenda (ver nota central).

El miércoles Blinken irá a Chile y se reunirá con el presidente Gabriel Boric, también de izquierda.

Después viajará a Perú para participar en la asamblea general anual de la Organización de los Estados Americanos (OEA). El cónclave se celebra en tiempos convulsos. Los participantes debatirán varios proyectos de resolución, principalmente sobre la situación de seguridad en Haití, las crisis políticas y de derechos humanos en Nicaragua bajo el gobierno de Daniel Ortega y en Venezuela, dirigida por Nicolás Maduro. También buscará una nueva condena a Rusia por invadir Ucrania. Igualmente codirigirá en Lima una reunión ministerial sobre migración, temas claves para México, Centroamérica y Colombia.

En Lima Blinken hablará con varios dirigentes latinoamericanos, entre ellos el presidente peruano Pedro Castillo, también de izquierda.