El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró su multibillonario plan de gastos, que según dijo dará un marco "histórico" a la economía del país, pero que aún debe ser apoyado por sus correligionarios demócratas.
Antes de viajar a Europa para la cumbre del G20 y la COP26, Biden anunció que estaba seguro de recibir apoyo para sus ambiciosos proyectos de ley en discusión en el Congreso: uno por 1,75 billones de dólares para medidas sociales y ambientales, y otro por 1,2 billones de dólares para infraestructura.
"Sé que tenemos un marco económico histórico", dijo Biden en un discurso a la nación desde la Casa Blanca, poco después de reunirse con los líderes demócratas en el Congreso.
"Todo el mundo está a bordo", declaró antes a periodistas. "Es un buen día".
Pero legisladores demócratas clave, cuya disputa sobre el contenido y los costos del proyecto de ley de gasto social amenazan con despojar a Biden de su legado, dieron mensajes contradictorios.
Nancy Pelosi, una aliada clave de Biden y presidenta de la Cámara de Representantes, afirmó que quería votar rápido el paquete de infraestructura. Eso es algo a lo que los demócratas más radicales se han resistido hasta ahora, insistiendo en que no respaldarán la iniciativa sobre infraestructura a menos que sus prioridades estén aseguradas en el proyecto de ley de gasto social.
Dos senadores demócratas conservadores que consideran el componente de gasto social demasiado caro, Joe Manchin y Kyrsten Sinema, sonaron positivos sobre la propuesta de Biden, pero no se comprometieron a apoyar el marco que anunció.
Otra figura negociadora importante, el senador izquierdista Bernie Sanders, dijo que vio "grandes lagunas" en el plan.
Pero Biden instó a que su partido finalmente deje a un lado sus divisiones y se una.
"Pasamos horas y horas y horas durante meses y meses trabajando en esto", recordó Biden. "Nadie consiguió todo lo que quería, incluyéndome a mí, pero eso es transigir. Eso es consenso, y eso es lo que sigo".
Biden esperaba obtener una votación en el Congreso antes de volar a Roma, al G20, y luego la semana que viene a una cumbre climática de la ONU en Glasgow.
Pero aunque los demócratas controlan ambas cámaras del Congreso, los márgenes son tan estrechos -de solo un voto de ventaja en el Senado y un puñado en la Cámara baja- que hace tortuoso aprobar leyes importantes.
Biden se ha frustrado muchas veces cuando en el Senado Manchin y Sinema limitaron sus aspiraciones de gasto social, mientras que los demócratas de izquierda en la Cámara de Representantes bloquearon el proyecto de ley de infraestructura.
Biden ha rebajado sus deseos en gran medida, reduciendo casi a la mitad su plan original de gasto social de 3,5 billones de dólares.
Y a pesar del continuo debate demócrata, un alto funcionario de la Casa Blanca, hablando bajo condición de anonimato, dijo: "El presidente cree que este marco ganará el apoyo de los 50 senadores demócratas y se aprobará en la Cámara".
Si se promulga, la nueva propuesta de Biden proporcionaría educación preescolar universal para niños de tres y cuatro años, ampliaría la cobertura de atención médica con apoyo del gobierno durante al menos cuatro años, y reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero del país durante una década.
Sin embargo, quedaron fuera del nuevo marco prioridades progresistas clave, como ofrecer 12 semanas de licencia familiar pagada, garantizar estudios universitarios comunitarios gratuitos, y reformar los altísimos precios de los medicamentos con prescripción médica.
Los demócratas radicales, incluida la presidenta de la Bancada Progresista del Congreso, Pramila Jayapal, y la congresista de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, dijeron que necesitaban ver un texto legislativo finalizado antes de comprometerse.