Eso es exactamente lo que el observador va a encontrar en la exposición de la bogotana Stella Muñoz que la noche del pasado martes inauguró en la Geba Art Gallery de Germán Barbosa en el Antiguo Country: una sucesión de ventanas que, indiscretas, escudriñan paisajes que parecen recorrer prácticamente todas las facetas del género: marinas, paisajes fluviales, hasta un par de guiños al paisaje urbano.
Muñoz forma parte de esas pintoras que, cosa rara en nuestros días, domina todas las técnicas de su oficio. Así lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria de ya varias décadas. Exposiciones individuales suyas ocuparon por completo espacios tan prestigiosos como la exigente Galería Buchholz en dos oportunidades: con dibujos en 1971 y con pinturas en 1977. Años antes participó en los Salones Nacionales de 1950 y 1960. En dos ocasiones sus obras colgaron en los muros de la Escuela de Bellas Artes de París. Para terminar con este sucinto recorrido de su trayectoria y, valga decirlo, de su versatilidad, como dibujante y grabadora expuso en la colectiva de 1971 de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Pese a todo, ser famosa o reconocida la tiene sin cuidado. Porque en dos palabras, lo suyo es pintar y comunicar su amor al arte.
Pinta y dibuja porque no tiene alternativa. Plasmar lo que ve con sus ojos, y con su creatividad desbordada –algunos de sus óleos con sugerencias surrealistas pueden dejar sin respiración al espectador- lo que ve y lo que imagina, es su razón de ser. Ha podido darse el lujo de experimentar mundos que muchos de sus colegas no han alcanzado: la figura humana y su anatomía como fundamento del arte, ha profundizado como pocos en la historia y ha ido a las raíces de las culturas prehispánicas.
Pero, para lo que interesa hoy, ha practicado el paisaje como si se tratara de dejar el registro de la bitácora de su vida.
La acuarela ha sido su permanente acompañante desde el inicio de sus estudios en la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, escribe María del Carmen Suescún en la nota que abre el catálogo de la exposición, curada por Andrés Gaitán. Tiene razón Suescún; aunque la pintora, seguramente se guarda para sí, que lo practicó desde siempre.
No es más que el testimonio de su amor profundo por la naturaleza. Es el testimonio de la pintora que, ante el espectáculo de la naturaleza, no puede contenerse y registra sobre el papel lo que una fotografía no es capaz de transmitir, eso del título de la exposición: Pensamiento y Libertad
Porque, como género, el paisaje es más que el testimonio de la realidad. Es una manera de verlo, de interpretarlo y pasarlo por el filtro de la subjetividad para convertirlo en obra de arte.
Seguramente todo el que vea la exposición va a caer en cuenta de que no se trata de una muestra más de paisajes. Porque si los pintores de la costa Caribe lo plasmaron mediante la acuarela, y los de la Sabana lo hicieron recurriendo al óleo, Stella ha enriquecido el acervo de la tradición de la Sabana con sus acuarelas y el del Caribe con una manera diferente de sentirlo; además aporta una mirada, latinoamericana, sobre los paisajes de España, de Marruecos y Portugal.
Como siempre, cómo no, está el despliegue de lo que la caracteriza: el dominio del medio. Cada una de estas ventanas que cuelgan de los muros blancos de la galería, nos hacen recordar que, ella, primero, ha observado, luego ha reflexionado y ha tomado sus determinaciones para, en cuestión de segundos, bañar el papel, no con el pigmento, sino con su pensamiento y sentimiento.
Hay sentimiento en sus obras y el curador ha sabido ponerlo de relieve: no es gratuito el lugar que ocupa el dramático registro del Chorro de Padilla, tampoco que en medio de atmósferas sabaneras las montañas parecen aplastar las casas que parecen entrometidas. Cuando retrata el mar del Tayrona lo deja tan brumoso como si quisiera decir que no se deja retratar. El aire de Portugal es tan transparente que contrasta con la niebla de los Andes.
Sí. Con esta exposición Stella Muñoz parece decir: pinto lo que veo, pero a mi manera.
Geba Art Gallery está ubicada en la carrera 15 Nº 82 – 35. Antiguo Country