EL francés Emmanuel Macron, el italiano Mario Draghi, el alemán Olaf Scholz o ... ¿Quién puede suceder a Angela Merkel como líder de la Unión Europea, tras la marcha de la canciller después de 16 años en el poder?
La carrera por ocupar este puesto se abre en 2022 pero, según los analistas, los resultados pueden no estar a la altura de las expectativas.
Al final, es posible que nadie tenga, por ahora, la capacidad de afrontar él solo los profundos problemas que atraviesa la UE: desde el debilitamiento del Estado de derecho en algunos países miembros, al riesgo de marginación geopolítica o los reveses del Brexit.
Angela Merkel, que será sustituida oficialmente este mes al frente de Alemania por el socialdemócrata Olaf Scholz, marcó a Europa con su esfuerzo por mantener cohesionada la Unión a pesar de las largas y numerosas crisis.
A Merkel "se la ve como la líder 'de facto' de la Unión Europea, y también del mundo libre", escribe Sebastián Reiche, profesor en la escuela de negocios (IESE) de la Universidad de Navarra, en España, en su blog.
Una reciente investigación del centro de pensamiento European Council on Foreign Relations (Ecfr), reveló que, si pudieran, el 41% de los europeos daría su apoyo a Angela Merkel como presidenta de Europa, seguida del presidente francés, el conservador y líder de la República en Marcha, Emmanuel Macron, que aunque alcanza 14% es la otro personaje descollante y por el que preguntaron en su encuesta.
Oportunidad para Macron
No obstante, el jefe de Estado francés tiene ante sí una oportunidad para ocupar ese puesto, cuya primera etapa será la presidencia por seis meses de la Unión Europea que Francia asumirá en enero.
La salida de Merkel, "podría permitir que la visión francesa de una Europa poderosa se desarrolle. Algo que Macron defiende desde su llegada al poder", explica Alexandre Robinet-Borgomano, en un texto publicado por el centro de análisis francés, el Institut Montaigne.
"Es el presidente Macron quien lleva la iniciativa" para recuperar el liderazgo europeo, "aunque sus intentos autoproclamados por dar a la Unión Europea un objetivo claramente político se han visto hasta ahora frenados", responde Helen Thompson, profesora de la Universidad de Cambridge, en una tribuna publicada recientemente en el New York Times.
Como se sabe, Macron fue un gran aliado de Merkel, quienes fortalecieron el eje franco-alemán para fortalecer la unión comunitaria e impulsar su protagonismo en la geopolítica global.
"Súper Mario"
Otro que podría tener perfil para el inexiste pero trascendental cargo de ‘presidente europeo’ es el italiano Mario Draghi, quien tomó las riendas de su país el pasado febrero, poniendo fin a repetidas crisis políticas y convirtiéndose en prenda de garantía para la reactivación económica, tras la debacle fruto de la pandemia del covid-19, por su profundo conocimiento y experticia en el tema.
Este economista estrella, serio, prudente y realista, es un firme partidario del proyecto europeo y, así, cuando en 1991 fue nombrado director general del Tesoro italiano, su primer trabajo fue la negociación para adherir a la moneda única en el viejo continente.
Desde meses atrás hace cuentas y reordena las finanzas estatales, para implementar el ambicioso programa de reactivación que tiene como base los 200 mil millones de euros provenientes de fondos de recuperación de la UE. Según expertos y analistas es la mayor oportunidad para transformar Italia desde el Plan Marshal de la década de los años 50.
Y, a nivel regional, acaba de firmar un tratado franco-italiano con Macron (clave en las nuevas alianzas europeas postBrexit) de vital importancia para los planes europeos y para ambos líderes. Más si cabe cuando el jefe del gobierno italiano, apodado "Súper Mario" tras su desempeño al frente del Banco Central Europeo, es visto como un candidato potencial al liderazgo europeo.
"La vuelta de la estabilidad en el plano doméstico, unida a los fuertes nexos personales que tiene con sus socios europeos (...), sirven como excelentes referencias para reafirmar la presencia de Italia en la escena europea", considera Nicoletta Pirozzi, del centro de ideas Istituto Affari Internazionali de Roma, en la revista Internationale Politik.
Sin embargo, la popularidad de Draghi podría ser "pasajera, ya que nació en la crisis económica causada por la emergencia sanitaria" del covid-19, añade Pirozzi.
Macron, por su parte, se enfrenta a un 2022 nada sencillo en el plano interno, con unas elecciones presidenciales en primavera cuyo resultado por ahora es incierto ante el sorpresivo ascenso de un outsider de la extrema derecha, Eric Zemmour, que amenaza con asestar un duro golpe electoral a la otra candidata de dicha tendencia, Marine Le Pen.
Y aunque el actual presidente se mantiene como favorito, y de lejos, según todos los sondeos sobre intención de voto, la disputa electoral podría provocar que Francia se centrara más en sus problemas políticos internos que en desarrollar sus grandes visiones sobre Europa.
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¿Y Alemania?
Entre tanto, en Alemania, apodada durante mucho tiempo como la "Gran Suiza" por su tendencia a dar preferencia a la prosperidad económica antes que a los grandes temas internacionales, las líneas se empiezan a mover.
"Queremos incrementar la soberanía estratégica de la Unión Europea", y defender mejor los "intereses europeos comunes", se puede leer en el acuerdo de coalición del nuevo gobierno de Olaf Scholz.
Pero para conseguirlo, Scholz, que se presenta como el heredero de Merkel (fue el número dos de su gobierno) tendrá que romper violentamente con ciertas estructuras.
De entrada, con el "Merkelismo", una diplomacia enfocada en la búsqueda permanente de acuerdos, que prefiere esperar en los momentos de crisis antes de actuar y da prioridad a los intereses económicos, incluidos con regímenes autoritarios como Rusia y China.
Pero este sistema empieza a mostrar sus límites. "No debería sobrevivir a Merkel", porque no permite "arreglar los desafíos de Europa, como la pandemia, el cambio climático o la competición geopolítica internacional", afirman por su parte Piotr Buras y Jana Puglierin en el análisis del Ecfr.
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¿Una Europa sin cabeza?-
Partidario de soluciones más firmes ¿sería Emmanuel Macron el mejor situado?
"El liderazgo de Macron es una opción (...) pero es poco probable" por sus problemas para forjar "las alianzas" necesarias, advierte el profesor Sebastian Reiche. Además, existe la sensación de que Francia quiere usar Europa para defender sus propios intereses.
Y Helen Thompson es aún más pesimista.
"Actualmente, debilitada por la rivalidad entre Estados Unidos y China y profundamente dividida en el plano interno (...) la Unión Europea no puede ser dirigida, nadie puede ser la nueva Angela Merkel", defiende la profesora de Cambridge.
"La realidad, hablando claro, es que ni el canciller alemán ni el gobierno francés pueden dirigir Europa (...) y, sin liderazgo, Europa se dirige al estancamiento", pronostica Thompson.