Por Óscar Munévar Forero
Enviado Especial EL NUEVO SIGLO
El presidente de FIFA, Gino Infantino, ha dicho que este es el Mundial más visto en la historia, que Catar 2022 va a ser muy difícil de superar, y tiene toda la razón; lo que no advirtió es que no hay en el planeta otro país con el dinero que tienen estos lejanos lugares.
Miremos y verá que estamos, por lo menos los de Suramérica, muy lejos de poder adelantar un evento con estas características: ocho estadios en una sola ciudad, el que más lejos está del centro se encuentra a unos 25 kilómetros; los demás se ubican en el entorno de la capital, Doha. La capacidad hotelera es impresionante, claro los costos de habitación promedio en un hotel tres estrellas, que podría ser un cinco estrellas en nuestras ciudades, cuesta 250 dólares la noche y de ahí en adelante, pero si se quiere dar una noche de total y absoluto descanso puede pagar tres mil dólares; claro está, en una isla dentro del mar con todos los juguetes, un todo incluido, bebidas, comidas, juegos, masajes, etc. Eso en esta parte del mundo no se ve, un superhotel en Cartagena podría cobrarle hasta tres millones de pesos, pero al cambio todavía se ahorraría 12 millones.
No sigo haciendo esas comparaciones porque, antes de que termine esta nota, seguro los lectores van a criticar a mis editores por gastarse el dinero mandando a un tipo a ver fútbol y a provocarlos para conocer esta maravilla.
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Infantino cree que “ya no hay selecciones pequeñas ni selecciones grandes”, que el fútbol se globalizó y que esta es una señal positiva para que el fútbol mundial siga su desarrollo.
Esta historia la traigo a colación debido a que Uruguay y Argentina están solicitando la realización del Mundial 2030, cuando se cumplan los 100 años de la primera disputa del trofeo por el que se lucha durante 30 días por parte de 32 selecciones y que en la próxima versión contará con 48 equipos del mundo. Pero nosotros en Suramérica no tenemos vestido para este lujo. Entonces los cataríes han dicho que ellos están dispuestos a repetir y que, para ello, están alistando unas grandes edificaciones que les podrían brindar a los visitantes dentro de ocho años y subsidiar algunas selecciones que vengan con un mayor tiempo.
Infantino no ha dicho sí, pero tampoco ha dicho no. Están esperando a ver qué pasa con Brasil, que es como el gran favorito de Suramérica, aunque no se descarta a la Argentina, y así más fuertes, con título en mano, pedir la sede de los 100 años. Así que, señor director, le pido el favor de ir teniendo en cuenta lo solicitado por el Emir Tamin Ibn Hamad al Thani: ahorrar unos pesitos para estar en esta fiesta que, de llegarse a dar en Doha 2030, será con traje de lujo.