¿Se logrará proteger el 30% de la biodiversidad en siete años? | El Nuevo Siglo
AFP
Lunes, 19 de Diciembre de 2022
Redacción internacional

HA SIDO calificado de “histórico”, ambicioso y un paso decisivo para detener la destrucción de la naturaleza y su biodiversidad.  Sin embargo, la acción global plasmada en el acuerdo Kunming-Montreal es sólo ‘vinculante’ a la buena voluntad de los gobiernos, ya que carece de mecanismos tanto obligatorios como sancionatorios.

Los 196 países participantes de la XV Conferencia de Naciones Unidas de Biodiversidad (COP15), equivalente, a la Cumbre de Cambio Climático, acordaron la hoja de ruta de la década -23 objetivos- con miras a detener la acelerada pérdida de especies y la degradación de los ecosistemas, en lo cual juegan un rol decisivo los pueblos indígenas “cuyo trabajo insustituible es la forma más efectiva de proteger la biodiversidad”, según reza el documento firmado ayer en la capital canadiense.

Se aprobaron también otros seis textos destinados a hacer que este marco sea aplicable, medible, efectivo y, sobre todo, para establecer los mecanismos para financiar los esfuerzos que requieren los países en desarrollo.

De esta forma, cuatro años después del último acuerdo y tras casi dos semanas de intensas y difíciles negociaciones, se aprobó el marco de acción propuesto por China, el país que presidió la cita, con la única oposición de la República Democrática del Congo. 

El mismo establece proteger el 30 por ciento de la superficie terrestre y marina antes de 2030 -casi que duplicando las metas actuales- para evitar la extinción masiva de especies por la contaminación acelerada y proveer 30.000 millones de dólares en ayuda anual para los esfuerzos de conservación de los países en desarrollo. 

"El acuerdo es aprobado", dijo el ministro chino de Medio Ambiente, Huang Runqiu, al golpear su martillo en una sesión plenaria que se extendió hasta la madrugada en Montreal, Canadá, un anuncio que fue recibido con una ovación y que, de inmediato, fue celebrado por decenas de personalidades mundiales.

"Tenemos en nuestras manos un paquete que, estimo, puede guiarnos a todos para trabajar juntos para revertir las pérdidas de biodiversidad, para ponerla en la senda de la recuperación en beneficio de toda la población mundial", agregó.

Por su parte, Steven Guilbeault, el ministro de Medio Ambiente de Canadá, país coanfitrión de la cumbre, resaltó que "el mundo se unió para dar un paso histórico".

La creación de áreas protegidas en al menos el 30% de las tierras y las aguas del planeta, el más conocido de los objetivos, ha sido descrito como el equivalente para la biodiversidad del objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5°C, recogido en el Acuerdo de París sobre el clima de 2015.

Esto se hará "a través de sistemas de áreas protegidas ecológicamente representativas, bien conectadas y gestionadas equitativamente" y "asegurando que cualquier uso sostenible (...) sea plenamente compatible con los objetivos de conservación", sostiene el documento, que establece a la par una planificación espacial favorable para la biodiversidad en todo el territorio y la reducción de la contaminación, incluyendo la reducción del riesgo de los pesticidas de alta peligrosidad al menos a la mitad, así como el descenso de pérdida de nutrientes al medio ambiente, también a la mitad.

El objetivo es por tanto global y no nacional, lo que implica que unos hacen más que otros, o hacen más en la tierra que en el mar.

Las negociaciones estuvieron marcadas por una larga pulseada entre el bloque de países ricos y el de países en desarrollo: más ambiciones de preservación a cambio de más subvenciones internacionales, y viceversa.

Al final, el texto aprueba el objetivo de que los países ricos proporcionen "al menos USD 20.000 millones anuales para 2025, y al menos USD 30.000 millones anuales para 2030", es decir, aproximadamente el doble y el triple de la ayuda internacional actual para la biodiversidad

La novedad es que este compromiso recae en "los países desarrollados, y en los países que asumen voluntariamente obligaciones de países desarrollados" miembros del Convenio de Diversidad biológica (CDB).

Esta formulación posibilita la inclusión de Estados Unidos, que no es signatario del CDB, y abre el camino a la integración de China o los Estados árabes entre los donantes, como espera la Unión Europea.

Además de los subsidios, los países en vías de desarrollo también trataron de lograr la creación de un fondo global dedicado a la biodiversidad como el aprobado en noviembre en Egipto para ayudarlos a hacer frente a los daños climáticos. En su lugar, China estableció como compromiso consagrar a la biodiversidad a partir de 2023 parte del actual Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), cuyo funcionamiento actual es considerado muy deficiente por los países del Sur.

Kunming-Montreal destaca el resguardo de los pueblos indígenas, guardianes del 80% de la biodiversidad de la Tierra, una demanda ampliamente reclamada por representantes de estas comunidades en la cumbre.

El acuerdo nunca hubiera sido aprobado sin avanzar sobre una "injusticia" esgrimida por muchos países del Sur: la ausencia de reparto de las ganancias obtenidas en el Norte con medicamentos o productos cosméticos derivados de sus recursos biológicos. Estos recursos se han convertido en miles de millones de datos genéticos digitalizados que benefician casi exclusivamente la investigación y la economía de los países ricos.

El texto prevé establecer "un mecanismo mundial de reparto de los beneficios del uso de la información de secuencias digitales (ISN/DSI, en inglés) de los recursos genéticos, incluido un fondo multilateral".



¿Suficiente?

"La mayoría de la gente dice que es mejor de lo que esperábamos en ambos lados, tanto para los países ricos como para los países en desarrollo. Esa es la señal de un buen texto", dijo Lee White, ministro de Medio Ambiente de Gabón.

"Los alces, las tortugas marinas, los loros, los rinocerontes, los helechos raros se encuentran entre el millón de especies cuyas perspectivas futuras mejorarán significativamente" gracias a este pacto, agregó Brian O'Donnell, de la ONG Campaign for Nature.

Este texto es "un importante paso adelante en la lucha por proteger la vida en la Tierra, pero no será suficiente", dijo por su parte Bert Wander, de la ONG Avaaz, destacando que “los gobiernos deberían escuchar lo que dice la ciencia y aumentar rápidamente sus ambiciones de proteger la mitad de la Tierra para 2030".

En efecto, los científicos advierten que el tiempo apremia: el 75% de los ecosistemas están alterados por la actividad humana y más de un millón de especies están en peligro de extinción.

El pacto anterior de una década, suscrito en Aichi (Japón) en 2010, no logró casi ninguno de sus objetivos, en especial por la falta de mecanismos de aplicación y monitoreo.

Para no repetir errores, los países han adoptado un mecanismo común de planificación y seguimiento, con indicadores precisos. Y una posible revisión de las estrategias nacionales, si los países no están en el camino correcto. Pero el texto es menos restrictivo que el del acuerdo climático de París.

Para Greenpeace, la COP15 no ha logrado brindar la ambición, las herramientas o la financiación necesarias para detener la extinción masiva, pero hace un reconocimiento explícito de la labor de los indígenas y considera que la financiación directa a estos pueblos debe ser el próximo paso.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), por su parte, celebró lo firmado en Montreal pero alertó de que el objetivo acordado podría verse socavado si no se tratan adecuadamente a nivel nacional cuestiones tan importantes como la protección de ecosistemas intactos y la lucha contra la producción y consumo insostenibles.

Marco Lambetini, su director general, aseguró que “los gobiernos han escogido el lado correcto de la historia en Montreal, pero la historia nos juzgará si no cumplimos la promesa que hicimos".

Este acuerdo global por preservar la naturaleza y su diversidad debe ser una prioridad. Como reseñamos anteriormente está basado en la voluntad de los gobiernos tanto para su implementación como avance.  Las preguntas ahora son: ¿Se lograrán sus 23 objetivos en los próximos siete años? Y ¿Logrará el mundo vivir en armonía con la naturaleza para mediados de este siglo?, como lo expresó la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera./Redacción internacional con agencias