La Asociación Bancaria de Colombia le pidió al Gobierno garantías para fortalecer la figura de las libranzas, tras el escándalo por el manejo que le han dado algunas empresas encargadas de ofrecerles a sus clientes intereses atractivos por la inversión en esta modalidad de crédito.
Así lo señaló el gremio tras indicar que “la figura de la libranza es una herramienta financiera asociada a un menor riesgo de crédito en la medida en que cuenta con la garantía del flujo de pagos, lo que ha permitido aminorar el impacto de la administración del riesgo de pago en el costo de la financiación”.
Sin embargo, estimaron que hay dos claros ejemplos de compañías que manejaban los créditos de las libranzas y que están hoy en apuros financieros, una de ellas la firma Estraval que fue liquidada por la Superintendencia de Sociedades y otra, Élite, que se encuentra en control de este organismo de vigilancia.
Sin embargo indicó Asobancaria, los riesgos operacionales, de contraparte y de reputación, que aún se mantienen, “suelen exacerbarse cuando los originadores de libranzas que no cuentan con la regulación adecuada entran al negocio”.
Como consideración, el gremio aseguró que la financiación es un negocio que tiene riesgos inherentes a su actividad (riesgo de crédito, operativos, de lavado de activos y financiamiento del terrorismo, entre otros). En tal sentido, es importante que las empresas no vigiladas cuenten con una regulación que propenda a la protección de los derechos de los consumidores, por el buen reconocimiento del origen de los créditos y la posterior gestión de la cartera, particularmente cuando, más adelante, se vende esta cartera.
Adicional a lo anterior, recordaron que la Ley 1527 de 2012, que estableció el marco general regulatorio de las libranzas, le permitió al sistema financiero ajustarse a las necesidades de la población y facilitó el otorgamiento de crédito a sectores que, por sus niveles de riesgo, habían estado desatendidos.
“En los últimos años, la libranza ha crecido de manera sostenida y dinámica. Según datos de la Superintendencia Financiera, la cartera de libranzas otorgada por las entidades vigiladas, desde la promulgación de la Ley de Libranzas, ha venido creciendo a una tasa anual promedio de 17,7% y al corte del primer trimestre del año totalizó cerca de $36,4 billones (más de 3 veces la cartera de microcrédito y cerca del 90% de la de vivienda)”.
Así mismo, la cartera de libranza de las entidades no vigiladas, por su parte, supera los $10 billones.
No obstante, indica Asobancaria, “factores como la indebida gestión en la originación, la venta de los créditos respaldados con libranzas por parte de entidades comerciales no vigiladas como Estraval y la falta de vigilancia y control han deteriorado la imagen del descuento directo o libranza y han permitido el uso abusivo de esta figura, minando la seguridad y la confianza del público sobre la actividad financiera”.
“En definitiva, se debe proteger la figura de la libranza como mecanismo de profundización del crédito en Colombia buscando crear los incentivos regulatorios suficientes para que el mercado, particularmente el no vigilado, se comporte bajo una debida diligencia y se gestionen los riesgos implícitos en estas operaciones sin que esto interfiera con el desarrollo del mercado ni atente contra el apetito inversionista en este tipo de figuras. En momentos como el actual, se debe mantener la confianza del público en el mercado financiero y, en este caso en particular, permitir que el fondeo de estas operaciones se mantenga de manera responsable”, apuntó el gremio.
No obstante, según estimativos de las autoridades, este sector de la economía maneja recursos superiores a los $10 billones.