En el Centro Democrático hemos tenido discusiones frente a cuál debe ser la posición del partido una vez la Corte Constitucional declare exequible el plebiscito por las Farc. Según algunos medios de comunicación, la Corte aprobará el plebiscito como mecanismo de legalización del acuerdo final entre el Gobierno y la guerrilla, manteniendo el umbral del 13% que se aprobó en el Congreso y el cual dará lugar a que lo acordado en La Habana sea parte del bloque de constitucionalidad, a manera de acuerdo especial, sin que el Congreso pueda modificarlo y sin que la Corte pueda revisar de fondo su constitucionalidad.
La decisión no es fácil. Por un lado, hay quienes sostienen que se debe promover el NO para derrotar a Santos y a las Farc en las urnas, aprovechando la baja popularidad del Presidente y la de su Gobierno, así como el rechazo generalizado de los colombianos frente a las Farc.
Quienes son partidarios del NO, sostienen que el único partido de oposición no se puede quedar cruzado de brazos frente a la entrega del país a las Farc y que la única manera de detener ese exabrupto es en las urnas.
Por otro lado, estamos los que creemos que el partido debe impulsar la abstención activa, ya que el Centro Democrático no puede prestarse a validar el atropello anti democrático que es el plebiscito. Hemos dicho que el plebiscito no es un mecanismo de refrendación, entre otras, porque Santos pretende legalizar su pacto con las Farc con una única pregunta maniquea: quiere la paz ¿SÍ o NO?
Las modificaciones constitucionales a las que haya lugar, producto del acuerdo final con las Farc, deben ser validadas mediante un referendo que someta a consideración de los ciudadanos todos los temas acordados o una Asamblea Nacional Constituyente.
Pero además de utilizar un mecanismo que no es de refrendación, lo manipulan con trampas, bajando el umbral del 51% al 13%, cuando se había establecido la mitad más uno como umbral, para que fuera la mayoría habilitada para tomar estas decisiones. Dándole además un valor a la abstención como instrumento válido de participación política.
Por último, la manipulación del aparato estatal a favor del SÍ hace de la campaña por el plebiscito una competencia desleal. Santos seguirá utilizando los recursos públicos a favor del SÍ y obligará a todos los funcionarios públicos a promoverlo, incluso a la fuerza pública como anuncio Villegas. Ya hemos visto a Mauricio Cárdenas, chequera en mano, condicionando la entrega de recursos de las regalías a los alcaldes de municipios que apoyen el SÍ.
Sí la oposición decide participar en el plebiscito se verá en la obligación de reconocer su resultado, la única posibilidad de que en un futuro podamos reversar los pactos que sean nocivos para la democracia, contrarios a la Constitución y a la voluntad del pueblo colombiano, es con la abstención activa.
@SHOYOS