Nadie se va a rehusar a buscar alternativas, de manera solidaria, para superar la crisis económica que atraviesa el país. Sin embargo, es tan urgente como difícil prever ese acuerdo nacional para recuperar la economía. El encuentro con algunos de los empresarios más destacados del país, en medio de la desfavorabilidad del gobierno, es loable y se puede reconocer la disposición de ambas partes para esta ocasión. Lo difícil es definir los pasos a seguir.
Desprendiéndose de los argumentos políticos o de las contradicciones frente a unas reformas que el país no quiere, podría pensarse en cómo se puede aportar en esta línea. Con una economía que registra una caída del 0.3% del PIB en el tercer trimestre frente al año anterior, no es fácil. Habría en principio que observar por qué países de la OCDE como Irlanda, Eslovenia y Costa Rica ganan la carrera mientras Polonia, Suecia y Colombia se quedan en la cola.
Hay dos cuestiones que hacen difícil sentar las bases de un acuerdo nacional en este entorno: uno, es imaginarse cómo puede ser posible recuperar la confianza del sector productivo, más aún cuando hay medidas o pronunciamientos continuos que alimentan una persistente incertidumbre. Es como querer recuperar la confianza de una pareja cuando la ha perdido.
Sólo por especular al respecto, en consejos para recuperar la confianza de una relación se encuentran: cultivar la paciencia, demostrar con hechos el compromiso, ser constantes, trabajar en la comunicación asertiva y la empatía, proponer soluciones concretas, ser sinceros, asumir los errores, evitar promesas que no se van a cumplir y contar con buenos asesores. Cada uno de estos renglones son “clariticos”, se relacionan directamente con la capacidad del Presidente, le implican sobreponerse a su propia ideología y temperamento para generar una credibilidad ya muy partida.
Otro cambio de forma tiene que ver con sentar reformas de a poco. Es decir, no querer abarcar mucho, alterar los nervios y apretar o conseguir reducidos logros. La visión debe apoyarse en una planeación de victorias tempranas, que se conviertan en iniciativas y estrategias unidas en pequeños logros. Un ejemplo sería arreglar el problema financiero de la salud antes de revolcar el sistema.
Desde el punto de vista técnico las prioridades estarán en la atención de los sectores con incentivos a inversiones sostenibles e intensivas en empleo; en establecer seguridades económicas y jurídicas a las empresas, en la promoción de exportaciones y a la inclusión financiera y la transformación estructural del mercado de trabajo hacia la preferencia por el trabajo formal.
Los ejes mencionados en la reunión de pensar en una educación de mayor calidad para una mayor productividad no tienen pierde y los empresarios serían los primeros en promoverla. Igual el enfoque es positivo en el discurso de querer mejorar la productividad de la tierra, expandir un desarrollo regional y la industrialización 5.0. El asunto de la economía popular aún no se asimila, le falta definición y pedagogía.
El empresario responde, como todos, de manera proporcional y lógica a los estímulos positivos o negativos, avanza en los primeros y retrocede en los segundos. Sin embargo, la nuez está más en la forma y en entender que acordar no es imponer, implica ceder y convencer por qué y para qué un acuerdo nacional. La empresa unida, en favor del país, mueve montañas.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI