Las elecciones parlamentarias, con todo y la escasez de tarjetones para la consulta y hasta las fotocopias, (el lunar que permite apreciar el todo), airearon la democracia colombiana. La refrescaron.
Ahora, se ve mejor el panorama. Al poner los reflectores mediáticos y "celulares" como los ojos que todo lo ven y desde todos los ángulos, se empiezan a romper las cadenas de la manipulación. La compra de votos en Barranquilla, dejó de ser invisible. El recorte presupuestal a la Registraduría evidenció la no neutralidad del gobierno y activa las alertas. La desaparición de los tarjetones de algunas mesas despierta a los partidos, a la Registraduría y a la Procuraduría. Si queremos elecciones limpias se necesitan ojos, muchos ojos observando.
El auge electoral de Gustavo Petro hace emerger el "basta ya" de una parte de la población que ha sido olvidada, por los que se han considerado los "dueños del país".
Es tan efectiva la visibilización, que hasta el enfrentamiento abierto de los dirigentes liberales deja expuestas todas las debilidades de la colectividad y le provee de más y mejores elementos de juicio al elector que ha permanecido amarrado con el trapo rojo, por tantos años. Es paradójico que teniendo al más estadista de los candidatos, Humberto De la Calle, se diluya cada vez más su posibilidad de llegar a la Casa de Nariño, pese a los esfuerzos desesperados de la prensa liberal.
Pero, esto sucede con todos los partidos. En esta época todo se ve.
A Germán Vargas no le queda fácil seguir ocultando su alianza con el Presidente Santos, ni con algunos "caciques" de dudosa reputación. Pero, al elector también le queda fácil comprender que, un día después de elegido, Vargas Lleras, no será precisamente manejable por nadie. Tiene don de mando y capacidad de ejecución.
Iván Duque tiene el panorama más despejado. La inexperiencia que se le señala y la dependencia de Álvaro Uribe, que son consideradas sus mayores debilidades, son también sus fortalezas potenciales. La inexperiencia también se asimila a transparencia y la dependencia de Uribe, le da unas bases reales para llegar a la Presidencia. Iván Duque, si decide parecerse más a sí mismo, tendría la posibilidad de volver a unir a los colombianos, porque él no se percibe como una amenaza. Va a ser el más observado.
A pesar de que Sergio Fajardo se desdibuja con su altivez personal, su opción presidencial, que sigue vigente, depende ahora de todos y cada uno de los que él ha mirado con distancia.
Mientras el partido Conservador, representado en sus legisladores, hace mucho que renunció a su vocación de gobernar y se ofrece uno a uno, como varios parlamentarios de la U, al mejor postor, buscando "endosar" y valorizar sus votos.
Pero no cuentan con que el ciudadano es cada día más dueño de su decisión. Se oye ofensivo para una democracia que hablen de los endosos con tanto desparpajo. El candidato que apele directamente y con respeto al elector primario, tendrá las de ganar y los colombianos estamos cada vez más empoderados, no le pertenecemos a nadie.
No se pueden equivocar por segunda vez.
Una de las razones de la poca empatía que siente el pueblo colombiano por el Presidente Santos, se originó, precisamente, en el desamor del Presidente por su pueblo.