ALBERTO ABELLO | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Julio de 2012

¿Vuelven las repúblicas independientes?

 

Álvaro Gómez en 1961 denuncia desde  El Siglo las famosas  repúblicas independientes. El tema surge de una publicación de la juventud comunista que llega a sus manos  en la que en un mapa de Colombia señalan la existencia de algunas repúblicas independientes. Se trata de Marquetalia, desde donde en los años sesenta   empezaba a operar Tirofijo, con antiguos guerrilleros liberales que no habían aceptado  la amnistía  pacificadora  de Alberto Lleras, pese a que él trataba de fortalecer el Frente Nacional, consagrar la paz y  enmendar los desvaríos de la Dirección Liberal al fomentar el Frankenstein de las guerrillas contra el gobierno conservador.  Surgen  las autodenominadas Autodefensas Campesinas, que pretenden seguir el modelo revolucionario del comandante Fidel Castro, hasta  que explote la democracia colombiana. Los insurgentes fomentan  asentamientos armados en   lugares estratégicos para  expandir la revolución, como en Riochiquito, El Pato, Guayabero, el Guaviare, lo mismo que   en Viotá, Sumapaz, el  Tequendama.

Las repúblicas independientes desconocen la soberanía nacional y la Constitución. Las  denuncias de Álvaro Gómez conmueven al gobierno de Guillermo León Valencia, que arenga a las tropas colombianas a las que les pide se jueguen  la vida en heroicas jornadas para abatir la subversión en sus madrigueras. La reacción oficial es apoyada por la sociedad. Tirofijo y sus asesores, con contactos en Cuba, en plena guerra fría, adoctrinan a la población local y sus militantes, que apoyan la violencia y resisten la presión militar. Tirofijo escapa al cerco  de fuego y durante más de medio siglo con diversa fortuna la subversión sigue en combate  contra las fuerzas del orden. En la represión antisubversiva resulta insuficiente el apoyo cívico-militar, que se da de manera intermitente, así como la falta de desarrollo y pésima infraestructura. En la Constitución de 1991 intenta Álvaro Gómez apoyarse en el músculo del Plan de Desarrollo para incorporar la periferia del país al crecimiento social y económico, tema que encarga como ponente al constituyente Álvaro Cala  Hederich. Sin que los sucesivos gobiernos apliquen como es debido el plan  para las zonas de la periferia del país, fundamental para salir del atraso, arrinconar a los violentos y ganar la población. Apenas lo intenta  el gobierno de Andrés Pastrana, que acuerda  el Plan Colombia con Estados Unidos, que cambia el curso de la guerra y va siendo mermado en cuanto  al fin económico-social.

A los problemas estratégicos de la lucha contra la violencia, la amenaza contra medio centenar de municipios, se agrega  el  intento subversivo de resucitar las repúblicas independientes, utilizando para tan criminal fin a los indígenas; en fatal  salto atrás de más de medio siglo, intolerable para el Gobierno. Tal parece  ocurrir en Toribio, Cauca, a donde el presidente Juan Manuel Santos se desplaza y realiza improvisado  consejo de ministros, durante el cual  derriban o cae un avión Tucano, mientras a un kilómetro operaba un retén de la subversión, que fraterniza con los indígenas. Con misiles como los de Afganistán la subversión prolongaría  la sangrienta   guerra. El exjuez Garzón de mediador con los indígenas suena a moneda falsa.