ALEJANDRA FIERRO VALBUENA | El Nuevo Siglo
Domingo, 11 de Noviembre de 2012

Nuevas generaciones

Esta  semana tuvo lugar en la Universidad de La Sabana, el II Congreso Juvenil de Filosofía, convocado por la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, en el cual participaron estudiantes de los grados 10 y 11 de distintos colegios de Bogotá y Cundinamarca. Los asistentes, acompañados de sus profesores de Filosofía, fueron aquellos estudiantes que durante el curso demostraron talento filosófico, es decir, cualidades académicas como  capacidad de análisis, pensamiento crítico y habilidades comunicativas. Presentaron ponencias sobre distintos temas relacionados con el papel de la filosofía en la educación.

Llama la atención que varios de los trabajos presentados versaran sobre el conflicto armado y el proceso de paz. Durante las exposiciones se gestaron interesantes y profundas discusiones en torno de este tema que toca las fibras más sensibles de esto jóvenes. Sin embargo, a pesar de las pasiones que allí registraron, se puso en evidencia el pesimismo con el que las nuevas generaciones asumen, tanto el proceso de paz, como el futuro de nuestra nación.

Definir el proceso de paz como la recreación de una leyenda que nos ha tenido confundidos desde hace años, fue una de las constantes en el análisis del problema. Apoyados en Foucault comprenden este proceso y el ejercicio de nuestros líderes políticos como la reproducción acrítica de dispositivos de poder que mantienen el control de unos cuantos sobre la gran masa que, confundida, no es capaz de reaccionar y cambiar. Los diálogos de paz, desde esta perspectiva, no son más que la prolongación del sofisma de distracción que los poderosos han diseñado para mantener el dominio de la población.

Paralelo al congreso de estudiantes se llevó a cabo un encuentro con profesores de filosofía para discutir y reflexionar acerca de la enseñanza de la filosofía. Muchos de los asistentes manifestaron preocupación por la profunda apatía de la que padecen sus estudiantes al enfrentar las cuestiones filosóficas que ellos como docentes les plantean.

Frente a estas dos posturas -la de los estudiantes y la de los profesores-, cabe plantear la siguiente cuestión: ¿no será que lo que les estamos enseñando a las nuevas generaciones es, justamente, a ser apáticos? Los argumentos con los que los estudiantes enfrentan el tema de los diálogos de paz, no son otros que los que se les han enseñado en las clases. Es lógico que si la mínima aproximación que hacen a la filosofía durante el bachillerato está centrada en pensadores del corte de Foucault, las disposiciones filosóficas que adquieren sean las de la sospecha y la desconfianza, pues es desde allí de donde surgen sus postulados filosóficos.

Vale la pena pensar qué tipo de filosofía se está enseñando en los colegios, pues, al contrario del postulado de moda que afirma que no importa el contenido sino la competencia que se desarrolle, de los temas que se traten depende el tipo de formación que se consigue y no podemos pretender formar ciudadanos comprometidos si enseñamos que el poder y la política no son más que una gran ficción.