ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Diciembre de 2012

Reflexiones de fin de año

 

Hablar  de cosas serias en esta época parece no es usual, cuando la mente se pone a salvo con  todo el mundo y a todos quienes nos rodean les deseamos lo mejor; que para ellos y para nosotros,  transcurran estos días en calma, paz y tranquilidad. Esto no significa que las noticias no nos pongan al día de hechos que quisiéramos que no hubieran acaecido y que preferiríamos que jamás sucedieran. A pesar de ese ambiente distendido, no puede el ciudadano sustraerse de hechos y circunstancias que en una u otra forma gravitan sobre su ánimo.

Mis lectores, espero que me sabrán perdonar, al referirme a algunos hechos que han conturbado mi ánimo  y creo también, el de muchos colombianos de bien. ¿Qué tal aquella determinación de un organismo internacional de justicia de condenar a los militares que dieron de baja a los bandidos de las Farc que estaban por  allá agazapados en Santo Domingo hace una década? Esta y otras determinaciones  de nuestra justicia, son hechos que llevan a pensar que así como aquellos bandidos no han logrado por la vía de las armas desbaratar nuestro “modus vivendi”, lo están logrando en otros frentes como  este, cuyo propósito además del de castigar por mano ajena a quienes les han propinado golpes certeros y contundentes, pretenden desmoralizar a quienes legítimamente empuñan y utilizan las armas que la Nación les ha entregado para defender la institucionalidad, la patria de la cual formamos parte todos nosotros. Han logrado enquistarse estos bandidos a través de agentes que se han infiltrado en nuestras instituciones o se han valido de personas que, bajo el ropaje del libre examen de la justicia, los protegen y los absuelven, pero eso sí condenan a quienes legítimamente nos defienden de ellos. En ese campo  nos están ganando la batalla. No de otra forma hay explicación para que tantos militares que cumpliendo son su deber están detenidos unos, condenados otros, en forma que podemos calificar de injusta, por actos del servicio. Llorar sobre la leche derramada no tiene sentido alguno pero sí analizar por qué está pasando lo que está pasando. 

En  cuanto a los temas colombianos que se ventilan en tribunales internacionales bien vale la pena que nos preguntemos si en ellos el país ha tenido la presencia necesaria para hacer prevalecer la verdad. Ojalá así haya sido;  si los fallos han sido adversos es porque los intereses de nuestros malquerientes han superado a los nuestros.        

De todas maneras es conveniente y necesario, a pesar de estos tremendos tropezones, continuar con la frente en alto y con el pesimismo del optimista bien informado.

¡Feliz año 2013 para todos!