Cenit y nadir
“Tan bueno era el negocio que abrieron varias sucursales”
EL trabajo sistemático, el de todos los días que se hace con tesón que no es otro que aquel que se realiza con decisión y perseverancia cuya meta no es otra cosa que el de hacer bien y honestamente lo que al trabajador se le ha encomendado, bien parece que es cuestión del pasado para un sector de la sociedad colombiana; creo que afortunadamente la minoría la cual, no por serlo no se hace sentir en el panorama nacional dando un pésimo ejemplo, particularmente a la gente joven que se inicia en actividades laborales y ve cómo otros, algunas veces sus amigos, sus compañeros de colegio o universidad en forma vertiginosa se enriquecen. Afortunados, los califican algunos, sobrados de lote que por su prodigiosa inteligencia, dicen otros, bien conectados con padrinos que les ayudan a poner a prueba sus capacidades opinan otros acompañados de buena suerte que les permiten brillar en forma deslumbrante. No siempre se analiza su comportamiento profesional, y no me refiero únicamente a los que han tenido la fortuna de visitar claustros universitarios, sino a todos aquellos que aunque no han tenido la fortuna de formarse en los aulas de educación superior, se desempeñan en actividades cualesquiera que éstas sean.
Cuando estallan los escándalos como de los que hemos tenido noticia en el curso de este año, nos cogemos la cabeza a dos manos, incrédulos de todo lo que se está descubriendo. Lo de la DIAN, por lo que se ha sabido, es un montaje que no es para principiantes sino que tiene que obedecer a una maquinación muy elaborada y por lo demás, bien pensada; tan bueno era el negocio que abrieron varias sucursales no autorizadas y parece que ahí fue, afortunadamente, la perdición tanto de la principal como de las sucursales. No puede ser una persona la que haga todo el negocio, léase desfalco, sino una empresa debidamente organizada montada para sustraer del erario recursos que no les corresponden. Cayeron; ojalá el poder corruptor del dinero no los blinde de los castigos que las leyes tienen fijadas para quienes así entran a saco en las arcas cuyo contenido es de todos.
Otro de los serios problemas a los cuales están expuestos los jóvenes es el de llegar a posiciones de alto relieve por su inteligencia, estudios y desempeños anteriores y no tener la conciencia de que la vida pública es como una rueda de Chicago, así como se puede estar en un momento en la parte más alta, al poco tiempo se puede estar en la más baja. Cuando se está en el cenit no suelen pensar que fácilmente se llega al nadir. Algo de esta naturaleza le está sucediendo al Dr. Arias, ministro de Agricultura destituido por obra y gracia de la agencia que tiene la obligación de vigilar la conducta administrativa de los funcionarios públicos. Hace un poco más de un año Arias jugaba como posible candidato a la Presidencia. Ahora da pesar verlo en las que está y lo que le puede suceder al enfrentar la justicia ordinaria.