La conmemoración de los cien años del natalicio de Álvaro Gómez alentó, por supuesto, la reflexión sobre su vida y sus ideas: el discurso del Presidente Duque durante el respectivo homenaje que acompañó al lanzamiento de las Obras selectas que patrocinó la Universidad Sergio Arboleda y la serie de los tres editoriales del diario El Nuevo Siglo, que, al lado de su pintura y auto-retrato. quiso el director entregar, de manera profunda, como una valiosa aproximación a su integralidad como persona y a su constante e incansable inquietud intelectual por una vida en plenitud, una vida de humanista, una “vida con talante”, empecinada, día a día, por un país mejor, lo realzaron.
Igual lo fue la entrevista a su hijo Mauricio en el diario El Tiempo y entre otros, la entrega de los Premios de periodismo del Concejo de Bogotá, en una presentación que resaltó su continua enseñanza hacia el periodismo y en él, por el imperioso cuidado del valor de la verdad.
En medio de este ambiente surgían, de nuevo, varios de los debates que Álvaro Gómez puso sobre la mesa, como sello inolvidable: la vigencia del conservatismo, el acuerdo sobre lo fundamental, el talante conservador y el llamado Régimen.
Referirse al talante conservador es aducir, especialmente a una forma de vida, a una forma de exponer las ideas, donde la convicción es la mayor de las fuerzas y donde la protección de la dignidad de la persona es su motor. Bien lo dice el editorial de El Nuevo Siglo, en el conservatismo está ese arraigo a las convicciones que aun guardando la tolerancia frente a las ideas de los demás contrarresta “el dilatado espectro del relativismo”, donde “no todo es lo mismo”.
Se suele decir que el Partido Conservador es el partido del orden, la autoridad y la libertad. Pues sí, pero enmarcado esencialmente en la protección de la dignidad de la persona, que es su sentido social. De ahí que la lucha contra la corrupción sea tal vez la bandera que hoy debía enarbolar, porque ella limita ese “predominio de complicidades” que identificaba Álvaro Gómez como el Régimen, entre las distintas instancias y ramas del poder público que atentan injustamente contra la senda del desarrollo de un país.
Álvaro Gómez circunscribió el Acuerdo sobre lo Fundamental a esos valores que pueden constituir un “patrimonio común” tal como que la ley no se puede transar ni la ley injusta puede prevalecer y en efecto, en la necesidad de recuperar la moral, para concluir que “preservada la integridad de la ley y respaldada por un amplio consenso moral, vendría, ahora sí la recuperación de la justicia”.
Esto parece estar en la línea con el Pacto por Colombia, Pacto por la Equidad del cuatrienio Duque, en el sentido que, tiene que ver con la preeminencia de la búsqueda de la legalidad. El Acuerdo sobre lo Fundamental también es una consigna por la concertación y una firme planificación, unida a la conservación ambiental, como arma de “redención social”, que el fondo se traduce también en ese Pacto por la equidad.
Muchas son las razones entonces para afirmar que el conservatismo existe.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI