AMYLKAR D. ACOSTA M. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Septiembre de 2013

La tormenta perfecta

 

Detrás  del estallido de la revuelta campesina, con paros y bloqueos incluidos, está su descontento e inconformidadpor un estado de cosas intolerable, porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Primero fueron los cafeteros, que pasaron por encima de la Federación Nacional de Cafeteros para hacer sentir su justo reclamo ante el Gobierno central y luego vino la seguidilla de paros: los cacaoteros, los arroceros, los paperos, los cebolleros, hasta confluir en el Paro Nacional Agrario.

A juicio del Ministro de Comercio, los TLC no tienen nada que ver con la crisis del campo y con la motivación del paro; según él “dejar de hacer un acuerdo comercial para solucionarlo no es la salida”. No obstante, el Ministro de Hacienda al reconocer que sí ha impactado negativamente al agro, aduce que en los TLC “hay mecanismos que se pueden utilizar en condiciones excepcionales, como son las salvaguardas” para tratar de mitigarlo. 

Cabe preguntarle al presidente Santos, si es cierto como él lo predica que el campo está entre sus prioridades, cómo se  explica que pese al anuncio a finales de mayo de este año en el sentido de que se radicaría el 20 de julio el proyecto de ley de desarrollo rural y no se cumplió con esta promesa.

Además, cómo es posible que en vísperas del “tal paro” el Ministro  de Hacienda presenta a la consideración del Congreso de la República un proyecto de presupuesto para la vigencia del 2014 y en el mismo se recorta la partida correspondiente a la inversión del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural el 37% Más grave aún, que habiéndose comprometido el Gobierno a mantenerle a los cafeteros el programa de Protección de Ingreso al Caficultor, que este año es de aproximadamente $ 830.000 millones, no incluyen esta partida en su proyecto de presupuesto.  

Al referirse a la ola de protestas y disturbios, que amenazaban con salírsele de las manos, afirmó el presidente Santos que “estamos atravesando una tormenta que se formó por el abandono” inveterado a que ha sido sometido el campo y sus moradores, víctimas de la injusticia, la exclusión, el despojo y el desplazamiento forzado. Pero, la verdad sea dicha, esta es la tormenta perfecta, la cual tiene su origen en la sumatoria de conflictos no resueltos.

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