ANDRÉS FELIPE RANGEL GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Julio de 2012

Doscientos dos años

 

“El valor de una nación no es otra cosa que el valor de los individuos que la componen”.

John Stuart

Este mes celebramos nuestra independencia. 202 años desde que los criollos se levantaron  y decidieron un destino diferente para estas tierras.

Lo que hoy llamamos Colombia fue en un tiempo una tierra sin nombre, habitada por indígenas que fueron conquistados por  una de las potencias de la época.  Y de la sangre, injusticias, odios y quizás amores, nacieron los criollos, mezcla de indígenas y españoles,  quienes constituirían la población que hoy tenemos.

Estos criollos fueron mal vistos por los indígenas y por los españoles. Los indígenas los veían como una mezcla con el pueblo extranjero y los españoles los miraban como ibéricos de poca monta. Por su parte, los criollos miraban a los indígenas como poca cosa y a los españoles como si fueran superiores. Quizás esto explique en parte algo de los que somos hoy día.

Por los años cercanos a la independencia soplaban vientos revolucionarios en la Tierra. Las ideas de Rousseau acerca de la soberanía popular alimentaron el levantamiento de los franceses contra la monarquía. Las monarquías iniciaron su declive y las repúblicas y la democracia dieron sus primeros pasos. Por la tierra corrió el rumor del pueblo francés que depuso a la monarquía. La elite criolla  estuvo al tanto e ideas de libertad empezaron a tejerse hacia este lado del Atlántico.

Cuando Napoleón invade España, un gobierno paralelo se opuso a la ocupación, los representantes de las colonias en este eran muy pocos en comparación a los de la península y los criollos encontraron el clima perfecto  para pedirle prestado un florero a Llorente e iniciar la revuelta que dio inicio a la independencia.

Años de feroces batallas siguieron hasta que Colombia se conformara como República independiente. República que nació dividida desde el principio entre centralistas y federalistas, y más tarde entre liberales y conservadores.

La sangre ha corrido por diferencias desde el inicio. Hoy día nos matamos entre militares y guerrilleros, bandas criminales y policía, hinchas de un equipo contra hinchas de otro.

Doscientos dos años han pasado desde que se dio el grito de independencia, pero muchos otros nos hacen falta para lograr la genuina libertad de las diferencias, los odios, el egoísmo, la corrupción  y la pobreza. Como colombiano celebro nuestra independencia y amo el país en el que vivo, pero me niego a rendirme hasta que nuestra patria vea días mejores. Días de paz, desarrollo, riqueza y cultura renovada. Días en los que la sangre deje de bañar nuestros campos con tanta frecuencia  y en los que la justicia, el amor, alegría  y la esperanza corran con más fuerza en nuestra Colombia bendita.

@FelipeRangel181