¡Libérenlos ya!
El pasado 6 de diciembre, Santiago, un amigo, y yo nos fuimos para la 127 a participar de la marcha en contra del secuestro en Colombia, promovida por Colombia soy yo.
Llegamos como a las 12 a la 127 con séptima y ya estaba la gente con camisetas blancas, banderas de Colombia, pitos, etc. El ambiente era patriótico y solidario. Te hacía sentir parte de algo y que estabas participando de algo lleno de sentido y cargado de amor patrio.
Pronto se empezaron a escuchar los gritos de la multitud: ¡Libérenlos ya! gritaban con entusiasmo. Al principio me dio un poco de vergüenza gritar, pero al cabo de algunos minutos andaba con el puño enarbolado y gritando al mejor estilo patriótico: ¡Libérenlos ya!
Es curioso que mientras algunos salimos a marchar, otros tantos no se dieron ni por enterados de que había una convocatoria nacional para marchar por la libertad de los secuestrados. Quizás aún hay mucha indiferencia, que impide que estas excelentes convocatorias no cuenten con la asistencia que se quisiera.
Este tipo de movilizaciones no son una pérdida de tiempo, como piensan algunos, sino un síntoma de que en Colombia aún existe una sociedad que no se ha rendido frente a las injusticias y la violencia. Una sociedad que aún tiene rasgos de humanidad y amor al prójimo para salir a gritar con valor en contra del secuestro y de la violencia.
Luego de esta marcha, el comandante de las Farc, alias “Timochenko”, dio a conocer un comunicado en que hablaba de liberar secuestrados que llevan aproximadamente 10 años en la selva. Esperemos que le cumplan al país y a las familias y les liberen pronto sin ningún tipo de condiciones.
Estas manifestaciones cívicas tienen un gran valor político y generan una presión mediática nacional e internacional, para que los insurgentes liberen a los secuestrados. Asimismo, le dicen al mundo que en Colombia hay un pueblo que desea la libertad y la paz y que no se siente representado por grupos guerrilleros, como las Farc, que alegan tener el respaldo del país en espacios internacionales.
El secuestro es algo horrible para los policías, militares y civiles, junto con sus familias. Algunos llevan más de 10 años en la selva, mientras sus familias viven la agonía de no saber si volverán a ver a sus seres queridos.
Todo grupo insurgente en Colombia debería liberar unilateralmente a los secuestrados, sin ningún tipo de condiciones, y el Estado y la sociedad no podemos rendirnos hasta que cada uno de ellos esté de nuevo con sus familias.
El secuestro es un robo al tiempo de las personas y de las familias; un asalto injustificado a sus sueños y esperanzas; un delito atroz e inhumano que no debería darse. Es por eso que como colombianos no podemos perder oportunidad para gritarles al mundo y a los insurgentes: ¡Libérenlos ya!