ANDRÉS FELIPE RANGEL GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Febrero de 2012

Clientelismo disfrazado

Ahora  al clientelismo el gobierno de Petro le llama “democracia moderna” y cita democracias extranjeras, ufanándose de progresista y demócrata. ¿Democracia moderna? La propuesta de Petro de ofrecer cargos a los partidos políticos que acompañen su gobierno no es otra cosa que un clientelismo abierto y descarado que no busca otra cosa diferente a comprar el Concejo con burocracia.
Me pregunto ¿qué tiene de demócrata y de moderno comprar la voz de la ciudadanía representada en el Concejo, para adelantar el control político y velar por el interés general, con cargos en la administración? Petro posa de demócrata, cuando en realidad parece un comerciante que busca ofrecer los cargos de la administración como si fueran una feria para adquirir apoyo del Concejo. Si los partidos llegaran a aceptar esta oferta tendrían que callar cuando el gobierno distrital plantee proyectos que ellos consideren inconvenientes para la ciudad, por lo que se tendría un Concejo de juguete y completamente subordinado a la Alcaldía, lo que cual no es sano para el gobierno de la ciudad.
Por ahora parece ser que el Concejo no ha respondido a la polémica oferta. El Partido Verde se declaró como un partido independiente del gobierno, al Polo parece ser que no le suena y han sido numerosos los comentarios en contra de esta propuesta. Al parecer se dañó el intento de conformar una “democracia moderna”.
Como están las cosas, Petro está sin mayorías en el Concejo, lo que amenaza la gobernabilidad y coloca en jaque su ambicioso programa de gobierno. Falta ver en qué termina todo esto, y si los partidos tienen la firmeza suficiente para decirle no al clientelismo disfrazado de “democracia moderna”, o terminan cediendo ante la oferta.
Lo preocupante es que un alto porcentaje de los bogotanos eligió a Petro en busca de un cambio pero con este tipo de propuestas nos permite ver una conducta política no muy alejada de las clásicas artimañas y jugarretas de las cuales la gente está cansada. Nada como un gobierno transparente y capaz de liderar con buenos argumentos sus ideas. ¿Por qué pensar en ofrecer burocracia? ¿Por qué no llamar e invitar a los partidos a discutir franca y abiertamente su programa de gobierno, buscando su apoyo por medio de la fuerza de la razón, de una búsqueda sincera del bien de la ciudad y de la fuerza de un liderazgo sano que genere apoyos sinceros y no fingidos ni comprados por medio de cargos? Qué lejos estamos de una verdadera democracia moderna.
Probablemente si la tendencia de un Concejo independiente, y en algunos casos renuente al gobierno continúa, a Petro no le quede otro camino que gobernar por medio de decretos sin el apoyo de las mayorías en el Concejo o recapacitar e intentar ganarse el Concejo por medio de la principal herramienta que debe tener una verdadera democracia moderna: la persuasión por medio de la defensa clara y sincera de sus ideas y programas.