ANDRÉS MOLANO ROJAS* | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Agosto de 2012

Decidiendo suerte de Siria

 

En medio de la “vuelta a Colombia”, que emprendió el presidente Juan Manuel Santos con su equipo de gobierno por todo el país con el propósito de socializar con la población los logros obtenidos durante los últimos dos años, la participación de Colombia como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fue presentada en los siguientes términos por el propio Primer Mandatario: "Allá Colombia estaba decidiendo con Rusia, con China, con Estados Unidos, con Gran Bretaña, con Francia, la suerte de Siria, de todos los conflictos que en estos momentos está atendiendo Naciones Unidas".

Resulta enternecedor imaginar a Colombia -en pie de igualdad con las grandes potencias, y en este caso, acompañada por Guatemala- “decidiendo” cualquier cosa en materia de alta política internacional. Pero, vista la evolución de los hechos, imaginarla decidiendo precisamente la suerte de Siria no puede ser menos que una ingenuidad o una tremenda impostura retórica.

Porque lo cierto es que a estas alturas ya nadie, ninguno de los actores involucrados -empezando por el propio Bashar Al Asad- está en capacidad de definir por sí mismo el curso de los acontecimientos; y sobre la suerte de Siria se cierne, más bien, el velo de la incertidumbre, lo imprevisible.

En reciente post para el blog de la Corporación RAND, Brian Michael Jenkins, identificó seis posibles escenarios para Siria: la transición pacífica, la permanencia de Asad, la perpetuación del régimen sin Asad, la victoria rebelde, la partición del país y la guerra civil, y finalmente, el estallido de un conflicto regional muy parecido a las “guerras subsidiarias” de la Guerra Fría, con varias partes (Irán, Arabia Saudita, Katar, Turquía, Rusia, Estados Unidos, Israel, e incluso Al Qaeda) calibrando su balance de fuerzas y promoviendo sus propios intereses geopolíticos, estratégicos y tácticos, por interpuestos actores.

Este último es quizá uno de los desenlaces más probables. En cualquier caso -como insinúan los profesores Daniel L. Byman y Kenneth M. Pollack, un artículo suyo para la prestigiosa revista Foreign Policy-, lo que ocurra en Siria no se quedará en Siria. Refugiados, terrorismo, secesionismo, radicalización e intervencionismo extranjero son fenómenos frecuentes que resultan como consecuencia del “derrame” transfronterizo de guerras civiles como la que ya está en plena ebullición en ese país, sobre cuya suerte, definitivamente, nadie tiene hoy la última palabra.

Mucho menos Colombia, que nunca -salvo en el discurso de posesión del presidente Santos- ha aspirado a ejercer liderazgo alguno en la escena internacional.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales