Armas por votos | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Marzo de 2017

El proceso de paz es un camino muy difícil, lleno de zarzas y espinas, hay mucho dolor, desconfianza, rabia y sensación de injusticia. De otra parte existe esperanza, optimismo, fe y seguridad que el país va a cambiar. Todo depende de la visión de cada cual, de sus experiencias, de su posición ideológica y de muchas otras realidades que influyen el pensamiento de la persona. Pero analizando el proceso es indudable que las Farc tomaron la firme decisión de cambiar las armas por votos, aunque se piensa que se trata de la estrategia de la tenaza, es decir por un lado la política y por otro conservan parte del arsenal, para así presionar votos favorables a ellos.

Todo esto pareciera especulativo, pero solo el tiempo y los hechos mostrarán la realidad. Aún, sin embargo, en muchas regiones del país que fueron azotadas por las Farc, la gente siente paz y tranquilidad, una gran mayoría cree en el proceso y piensan que sin esa guerrilla delinquiendo a lo largo y ancho del país, la suerte de los colombianos puede ser otra.

Ahora poniendo la cara a la realidad de los acontecimientos son cerca de siete mil guerrilleros que se reincorporan a la vida civil, personas adoctrinadas ideológicamente en el marxismo y sistema comunista ya desueto, como en su nueva versión del socialismo del siglo XXI, un modelo fracasado en Venezuela que solo ha dejado pobreza, inseguridad, inestabilidad y corrupción extrema. Entonces ¿Será que “Voces de Paz”, el partido político de las Farc, ingresará a sus antiguos combatientes a la actividad política como militantes? Es posible, pero ¿De que irán a vivir? El Gobierno les dará un plante para que se organicen, unos ingresos por seis meses para sostenerse, pero eso es poca cosa para esta gente que está acostumbrada a otros ingresos mayores. Quién sabe si se vayan a allanar a un modelo diametralmente opuesto al aprendido y experimentado durante sus años en la subversión.

Los reinsertados ya en la vida civil tienen la obligación de entender que la Constitución es ley de leyes, que un gobierno democrático es quien dirige el país, que la política es la que rige los destinos de la gente, que la economía proporciona el crecimiento a la nación, que las armas son para defenderse y no para delinquir y que sólo el Estado las puede utilizar, que la justicia aun con las imperfecciones es el imperio de la ley.

El proceso de paz como tal es una realidad, el país va a cambiar para bien o para mal, eso depende de la sinceridad de las Farc, de sus jefes y combatientes, de los actores políticos, de la gran dirigencia nacional, pero especialmente del pueblo colombiano, quien debe saber depositar su voto y no equivocarse. El reto es cambiar las armas por votos, aunque es un avance peligroso.

arangodiego@hotmail.com