Cuando el segmento de alto nivel del 77 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU comience este martes, la lista oficial de oradores incluye a 92 jefes de Estado y 56 jefes de gobierno. Pero en ella no aparecen los «sospechosos habituales», en su mayoría líderes de regímenes autoritarios, el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jinping, el norcoreano Kim Jong-un, el sirio Bashar al Assad, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y los denostados militares golpistas de Myanmar.
Algunos de estos autócratas están acusados de crímenes de guerra, genocidio, abusos de los derechos humanos, persecución contra periodistas y represión al empoderamiento de la mujer y a las organizaciones de la sociedad civil, todo ello en contra de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un diplomático occidental, que habló bajo condición de anonimato, describió a los ausentes como “una verdadera galería de pícaros políticos”.
Thomas G. Weiss, un distinguido especialista en relaciones internacionales y gobernanza global, con especial experiencia en la política de las Naciones Unidas, dijo: “la Asamblea General es un foro de igualdad y de oportunidades: los ‘matones’ y los campeones tienen el podio y no necesitan respetar los límites de tiempo”
Líderes autoritarios comparecieron anteriormente ante la ONU como el iraquí Saddam Hussein, el sirio Hafez al Assad, los norcoreanos Kim Jong-il y Kim Il-Sung, el cubano Fidel Castro, el libio Muammar Gadafi y el palestino Yaser Arafat.
Samir Sanbar, exsubsecretario general de la ONU y antiguo jefe del Departamento de Información Pública sostiene que el nivel de participación y el alcance de la cobertura reflejarán en la próxima Asamblea General el grado de relevancia de la ONU en estos tiempos inciertos de desorden internacional.
Dijo que “los distinguidos oradores tratarán de presentar sus credenciales nacionales a un público internacional y mostrar su prestigio internacional a su público nacional…A pesar de la retórica política, incluso los jefes de Estado que critican públicamente a las Naciones Unidas encuentran una necesidad personal de presentarse en ellas”, agregó.
Esperemos que la asistencia de tantos jefes de Estado y de gobierno en esta sesión atraiga más cobertura e interés público que en los dos últimos años, en los que las instalaciones de la ONU estuvieron en cierre físico total o parcial por la pandemia de covid-19.
Andreas Bummel, director ejecutivo de Democracia Sin Fronteras, dijo que es triste que la ONU sirva como escenario para que los autócratas totalitarios difundan su propaganda. “El hecho de que acudan o no a Nueva York para hacerlo cada septiembre puede depender de muchas variables. Hay que analizar cada caso por separado. En términos generales, si no vienen, creo que no hay que darle demasiada importancia”, señaló.
En la clausura del 76 período de sesiones de la Asamblea General, el secretario general, António Guterres, dijo que el actual período de sesiones, al igual que el anterior, está marcado por una serie de desafíos cada vez más profundos.
“El aumento de los precios, la erosión del poder adquisitivo, la creciente inseguridad alimentaria y las sombras crecientes de una recesión mundial, además de una pandemia mundial que se niega a ser derrotada y la aparición de otra emergencia sanitaria con la viruela del mono”, planteó.
Ello junto con “olas de calor mortales, tormentas, inundaciones y otros desastres naturales”, añadió.
Sobre la 77 sesión de la Asamblea General, Guterres consideró que ella seguirá poniendo a prueba el sistema multilateral “como nunca antes”.