Las épocas modernas han llevado a la humanidad a perder su norte, su sentido de la realidad, su relación con sus congéneres. Algunos críticos creen poseer el don de la sabiduría para opinar sobre cualquier tema.
Ignoran el deber de contextualizar un texto, atropellando toda obra literaria, “cuando su objetivo en cuestión debe ser relacionar las ideas entre sí para que no pierdan su significado en su conjunto”.
Para algunos la Biblia es una obra sin sentido, la califican como condenatoria, se equivocan al interpretarla bajo un título.
Veamos qué dice el Génesis sobre la tentación, capítulo 3 (1-5) “pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yavé Dios, dijo a la mujer: ¿“Conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?” – “Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis: es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.
Ahora, en San Mateo, sobre instrucción a los apóstoles, Capítulo 10 (16) “Os envío como ovejas en medio de lobos; se pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas”.
Así podemos establecer la diferencia, mientras que en el Génesis se habla de las intenciones diabólicas de la serpiente, en San Mateo la serpiente es tomada como un símbolo de la prudencia.
De modo que aunque estas dos ideas están incluidas bajo el mismo título de la Biblia, no podemos generalizar. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Esta interpretación nos permite trasladarnos a nuestros días en los que la opinión pública ha venido interpretando sin ninguna contextualización lo sucedido con la detención domiciliaria del expresidente Álvaro Uribe.
Podríamos decir que estamos frente a un circo, las diferentes interpretaciones que se están dando a las decisiones de la Corte Suprema de Justicia dan ganas de llorar.
A todas luces hay una polarización entre los seguidores y los integrantes de la oposición. Unos alaban al ex presidente argumentando que la justicia está siendo injusta, y la oposición celebra respondiendo según Petro: “Colombia debe respetar su justicia”.
Opiniones, unas con aprecio al ex presidente, otras con odio, pero ninguna llegando a la verdadera esencia del proceso jurídico.
Los que odian al expresidente hablan de una cárcel, deseando casi ser acompañados por una orquesta para celebrar, ignoran que la expresión correcta debe ser: “detención domiciliaria”.
Así es el pueblo colombiano, condenan con inquina sin tener formación jurídica, no distinguen entre delitos dolosos y delitos culposos.