“¿Hasta cuándo creyó usted que el Niño Dios traía los regalos de Navidad?”, preguntó un reportero a Belisario Betancur cuando, a inicios de diciembre de 1981, era candidato presidencial, y estaba en su casa organizando el pesebre. Contestó: “¿cómo que hasta cuándo?, pues yo sigo creyendo que es Él quien nos lo da todo”. Expresó allí, espontáneamente, cuánto llevaba en su corazón este hombre sencillo, quien, en medio de sus triunfos y dificultades, así tuviera errores como humano, procuró obrar a la luz de su fe felizmente recibida como su gran riqueza en un hogar de profundas convicciones religiosas.
Saco a relucir esa respuesta salida del sentir de Belisario, en medio de su sencillez y honestidad, por lo que será recordado como uno de los buenos presidentes que ha tenido Colombia. Tuvo fallas como todo humano, aumentadas por adversarios que hacen análisis parcializados, pero de quien se puede repetir el elogio de Jesús de su iniciante discípulo Bartolomé: “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay dolo” (Jn. 1,47).
Grandes elogios se han hecho de él, pero la raíz de sus méritos la encontramos en esta base que hemos anotado, pues es de allí de donde surge su personalidad sobresaliente. Con todo respeto de otros mandatarios destacados de Colombia que no tuvieron frecuentes practicas cristianas, no podemos desconocer que en el Doctor Belisario esa actitudes y virtudes, fruto de su fe, fueron las que impulsaron su personalidad de base granítica como hilo conductor de su valiosa trayectoria.
“Nací y crecí en la montaña, labriega la madre, el padre arriero; sin pasado, sin presente y casi sin porvenir”, fue su auto presentación en momento de escogencia de candidato de su partido a la Presidencia. No ocultaba su origen humilde pero se refería a que por su decidido esfuerzo iba superando las dificultades. Bebió ciencia y virtud en el Seminario de Misiones de Yarumal, apoyado por un tío Sacerdote en sus pobres recursos, estando bajo la Rectoría del después Cardenal Aníbal Muñoz Duque. Cursó allí sus primeros años de bachillerato, pero recibió en un momento del rector la indicación de que la vocación sacerdotal no era la suya, a quien respondió con la sencilla aceptación. Posteriormente el padre Aníbal sería Arzobispo de Bogotá al tiempo que Belisario Presidente (1982-1986).
Sus dotes intelectuales y sobresalientes en su avance en estudio de Derecho le fue abriendo paso en la política, en la cual fue valiente defensor de sus ideas y leal a sus jefes que le abrieron paso no por padrinazgo sino por su gran visión de servicio generoso a la Patria. Pensó que estaba llamado a dirigir el país con programas de avanzada inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia, con lo que animó a sus electores con voz de aliento que inspiraba confianza: “¡Sí se puede!”.
Le correspondió recibir como Presidente, con fervor cristiano, al Papa Juan Pablo II, en su memorable recorrido por Colombia con su confortante mensaje pontificio (1986). Lo anterior fue punto de apoyo para con su liderazgo, y con fondo que llevó el nombre de otro gran líder católico, Konrad Adenauer, se estableciera en Colombia Fundación para estudios de la Doctrina Social basada en el mensaje de la Iglesia (Continuará).
*Obispo Emérito de Garzón
Email: monlibardoramirez@hotmail.com