Conocida la famosa reforma tributaria, el oneroso castigo que recibirán las clases media y pobre, pero que evita enfrentar esa corrupción, culpable -más que el petróleo- del hueco fiscal, vale la pena analizar si son necesarios los brutales impuestos, o se pueden suplir con efectivos controles, a la evasión y al saqueo de los dineros que los colombianos encomiendan al Estado.
Se encuentran robos como el de Reficar -4.000 millones de dólares- que evitarían como cuatro reformas tributarias. Quienes recaudan el IVA, asaltan a la Dian por más de 30 billones de pesos al año. Para estos la reforma solo contempla castigo, para quienes se llevan más de 5.000 millones de pesos; los que roban menos escapan a las sanciones.
Y nada se diga de la cadena de contratación pública, que según el ministro de Transporte, Jorge Rojas, es abrumadora. La Sociedad Colombiana de Ingenieros y la Cámara Colombiana de Infraestructura, encontraron que solo se presenta un proponente a cada una de las licitaciones de las obras públicas básicas y normales del país, porque los pliegos son amañados por los alcaldes, gobernadores, contralores, auditores y demás funcionarios que los manejan. Con la adjudicación al único participante, benefician y favorecen a sus amigos y a los políticos que están al acecho de los presupuestos municipales, departamentales y nacionales.
Se dan casos de pliegos que plasman la radiografía exacta de las empresas que saldrán favorecidas excluyendo así a las posibles competidoras. Se las obliga a demostrar que tienen experiencia, por ejemplo, de pavimentar cien kilómetros de carreteras, para una obra de solo 2 o 4. Tener capital de 1.000 millones para contratos de cien millones.
Hay en camino una reforma a la Ley 80, para subsanar este caos y esta corrupción, con “urnas de cristal” que estandaricen los pliegos y garanticen la evaluación a prueba de corrupción. Se acabará con los llamados “pliegos Sastre”, que se elaboran a la medida de los corruptos que ganarán fraudulentamente las licitaciones.
Entonces, ¿para qué reforma tributaria? si con medidas simples, pero acertadas y heroicas se puede tapar el hueco fiscal.
BLANCO: Los agricultores del Valle por fin despertaron y se dedicarán a cultivar frutas porque son más productivas que la caña. Eso lo había recomendado con serios estudios, Enrique Peñalosa Camargo hace más de 40 años, cuando fue ministro de agricultura.
NEGRO: Siguen dilatando el clamor nacional: ¡Paz ya!
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