A un jefe de Estado que presidió un régimen autoritario en el sudeste asiático le preguntaron una vez por las elecciones amañadas en su país. “Prometí que les daría el derecho a votar», dijo, “pero no dije nada sobre contar esos votos”.
Esta cita infame, quizá pronunciada medio en broma, fue descrita con razón como una combinación impía de despotismo y democracia.
En reciente informe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia electoral (Idea), con sede en Estocolmo, afirma que la mitad de los gobiernos democráticos del mundo están en declive, minados por problemas que van desde las restricciones a la libertad de expresión hasta la desconfianza en la legitimidad de las elecciones.
El número de países en retroceso -aquellos con la erosión más severa de la democracia- está en su punto álgido, e incluye la democracia establecida de Estados Unidos, que todavía se enfrenta a problemas de polarización política, disfunción institucional y amenazas a las libertades civiles.
A nivel mundial, el número de países que avanzan hacia el autoritarismo es más del doble que el de los que avanzan hacia la democracia.
Este declive se produce cuando los líderes elegidos en las urnas se enfrentan a retos sin precedentes como la guerra de Rusia en Ucrania, la crisis del coste de la vida, la inminente recesión mundial y el cambio climático, sin olvidar las consecuencias aún vigentes de la pandemia de covid-19.
Las principales conclusiones del informe titulado “El Estado Global de la Democracia –Forjar Contratos Sociales en Tiempo de Descontento”, son muy desalentadoras sobre la situación de la democracia en el mundo.
Andreas Bummel, director ejecutivo de Democracia sin Fronteras dijo que la nueva evaluación es alarmante, ya que confirma que la democracia continúa estancada o en declive en la mayoría de los países.
Además, los regímenes no democráticos son cada vez más represivos, añadió.
“Está claro que hay que redoblar los esfuerzos para contrarrestar estas tendencias. La gente de todo el mundo quiere democracia”, dijo Bummel.
Las protestas actuales en China e Irán son una prueba de ello, por citar solo dos ejemplos, adujo. Idea Internacional hace referencia a encuestas que indican un sentimiento creciente a favor de los líderes autoritarios, que incrementan su popularidad.
Pero contrapuso el especialista que también hay otras encuestas que muestran un alto apoyo popular a la democracia como principio de gobierno.
“La falta de confianza se refiere principalmente a la actuación real de los gobiernos democráticos. Lo más importante es que deben hacer más para garantizar que sus políticas benefician a la mayoría de la gente de forma tangible”, dijo.
Deben luchar contra la corrupción y los grupos de presión en sus propias filas y fuera de ellas. Se necesitan innovaciones para que la gente tenga más oportunidades de ser escuchada.
“Democracia sin Fronteras sugiere que se considere la posibilidad de convocar una asamblea ciudadana transnacional que estudie las causas profundas comunes del declive democrático y cómo abordarlas. Las democracias también deben colaborar mejor y dar un paso adelante a nivel internacional”, argumentó el secretario ejecutivo de la institución.
Mientras tanto, la situación de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas no era mejor: la compraventa de votos ha sido una práctica habitual durante las elecciones de la ONU (Organización de Naciones Unidas), en su mayoría en una época pasada.