Desde que Antanas Mockus fuera alcalde de Bogotá, la ciudad se olvidó de seguir trabajando en la construcción y transformación de cambios cívicos en la vida de los bogotanos. La cultura ciudadana que se esforzó en transformar los hábitos y costumbres de los capitalinos, y que en buena medida mejoraron la convivencia entre desconocidos a través de la autorregulación y la “sanción social”, fue olvidada por las administraciones de Lucho Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro. Y las consecuencias de este olvido, y que la actual administración con mucho esfuerzo busca recordar, derivó en que casi todos los problemas que hoy padece la ciudad y la tienen en jaque, se agudizaran.
Para nadie es un secreto, que con un mínimo de sentido de pertenencia -y también sentido común- de amor por la ciudad y de respeto por el otro, problemas como la seguridad, la protección del medio ambiente y la movilidad mejorarían significativamente. Prueba de ello es la falta de cultura ciudadana que se manifiesta en los miles de colados que generan pérdidas de aproximadamente ochenta y siete millones de pesos al día sólo en Transmilenio, y son dineros que podrían ser reinvertidos para mejorar el sistema de transporte.
Otro ejemplo son las casi 6.500 toneladas de basura diaria que generamos los bogotanos, y que van a parar al relleno sanitario “Doña Juana”, sin pasar por el tamiz del reciclaje, porque desde nuestros hogares o las empresas, dejamos de reciclar cerca del 43% de los residuos que generamos y que podrían ser reutilizables. Y otra prueba de la falta de amor por la ciudad y por el otro, es la indiferencia -casi indolencia- de la mayoría de los bogotanos cuando ante un atraco o cualquier otra situación de inseguridad, permanecemos inmóviles ante la tragedia -hurto- del otro.
La semana pasada, en los articulados de Transmilenio, inicié una campaña ciudadana para incentivar el amor por la ciudad y generar un rechazo social contra todos los que se cuelan en el sistema, todos los que no le dan la silla a un adulto mayor, a una mujer embarazada o a una persona en situación de discapacidad. Que no te importe un Pito Bogotá, es una iniciativa ciudadana de sensibilización en la que a través de un sonido -un pito-, manifestemos nuestra solidaridad con el otro y con la ciudad.
Los bogotanos no podemos seguir siendo indiferentes, no podemos continuar dándole la espalda a nuestra ciudad ni al otro, debemos cuidarnos entre todos, porque una ciudadanía unida y socialmente responsable, generará los cambios que tanto queremos.
Desde ya debemos trabajar en un cambio cívico de los que vivimos en esta bella ciudad, debemos salir ya, de aquella lógica en la que la movilidad, la seguridad y el medio ambiente son problema de la administración de turno, esta ciudad que nos abre las puertas, que nos da oportunidades a todos, merece que entre todos la cuidemos y la mejoremos. Bogotá es responsabilidad de todos. @SamuelHoyosM