De “vieja tal por cual” no me han bajado en las redes. Interesantes reacciones a partir de las difíciles decisiones tomadas la semana pasada. En esta misma columna expliqué la semana pasada la decisión compleja de apartarme de la candidatura a Bogotá fundamentada en que no crecí en las encuestas y que por ende a pesar de tener la póliza de riesgo para presentarme, la probabilidad de perder más de ciento cincuenta millones de pesos era muy alta.
La gente desconoce que ser independiente en la política es muy costoso. A menos que sea uno un corrupto, un millonario o un mafioso.
Me retiré, apoyé a Miguel Uribe, la opción que considero es la mejor para Bogotá y me quedé tranquila.
Una puerta se cerró. Y en efecto se abrió una ventana: la posibilidad de trabajar desde el Concejo de Bogotá con el Partido Cambio Radical.
Me pareció muy valiosa la señal inequívoca de renovación. Poner en la cabeza de lista a una mujer como yo que no tiene nada distinto que ganas de trabajar, experiencia técnica en lo público y una lucha frontal contra la corrupción, es una muestra de apertura de espacios reales a personas por fuera de lo tradicional.
Pero a la gente le cuesta trabajo comprender que en la vida sí hay cambios y que aunque no se produzcan todos de manera inmediata, hay transformaciones que se van produciendo y que se pueden percibir.
Ojalá en redes me hubieran expresado el apoyo para ser candidata a la alcaldía de Bogotá ahora que ya no lo soy. De pronto esos que hoy me dicen lo uno y lo otro, en su momento, hubieran ayudado a subir en las encuestas. Pero no. No sucedió.
Lamento la desilusión causada pero para cambiar el mundo se necesitan herramientas. Llegué a Cambio Radical con las mismas ganas de trabajar que siempre tengo, con mis principios intactos y el corazón tranquilo. Me chocan los que se disfrazan y al vaivén de la política cambian de posiciones. Se que yo no podré volver a decir que soy independiente, pero estoy en la carrera de trabajo por una mejor Bogotá, y eso es lo importante.
Soy la mejor alternativa para el Concejo de Bogotá. Llegaré a hacer fiscalización de los recursos, auditoría de las inversiones y a velar por el bienestar de la ciudadanía. Siempre he sido una mujer que cuestiona, investiga y no come cuento. Así me recibieron en Cambio Radical, allá ya saben cómo me pongo y esa apuesta la valoro porque voy a poder trabajar en equipo y no sola en las calles. Hay que construir una ciudad de clase mundial, con bien-estar social y con transparencia y equidad. Esto se gana con ustedes, en las calles, porque yo de maquinaria nada. Yo me enorgullezco de haberlo hecho todo con las uñas.