CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Abril de 2013

Ay, la democracia

 

Según estudios como el WVS y Latinobarómetro la gente considera que la democracia es la mejor forma de gobierno, pero vemos en medios de comunicación los errores, asimetrías e inequidades del sistema, y ataques de columnistas contra ella.

La democracia es imperfecta, y gracias a sus imperfecciones se logró cambiar el modelo político en Venezuela de una democracia capitalista a un modelo socialista capitalista, y permitió la elección de Maduro dentro del marco de las mínimas mayorías llevando al país a un paso de la declaración de partidos únicos, como ocurrió en Alemania en 1933; aprobó el cambio constitucional para permitir la reelección de sus presidentes; y esa democracia permitió que Francia accediera al matrimonio gay y en Colombia no, dejando ver el peso de la opinión pública y las cargas culturales en el proceso.

Esto deja ver que la democracia tiene muchas dolencias, pero una en particular: es la tiranía de las mayorías gobernadas por las minorías.

No apoyo las dictaduras, ni con votantes calificados, ni con ciudadanía limitada, pero sé que hay decisiones que no deben ser de las mayorías, porque éstas no siempre están completamente informadas y conscientes de lo que están decidiendo.

Es momento de poner en el debate una pregunta profunda y extremadamente incómoda: ¿debemos llevar los resultados del proceso de paz a las urnas? ¿Qué pasaría si los acuerdos son estupendos para el país, pero por fuerzas políticas enfrentadas, la población vota en su contra? Y ¿si las propuestas son negativas y afectan al país, y por una campaña del Gobierno, la población las aprueba?

Se ha escuchado al Gobierno decir que este acuerdo se refrendará en la urnas, y esto en mi opinión es demasiado peligroso, porque es poner a voluntad del poder de las campañas decisiones estructurales; esto requiere un proceso de participación ciudadana diferente, donde los partidos y la sociedad civil puedan participar en la forma en que los acuerdos pueden ser aplicados, mas no en el acuerdo per sé, porque este se define en el marco de la Constitución entre un grupo de negociadores (que sin duda no pueden representar plenamente al país), que deberán cambiar muchas cosas para lograrlo.

Nuestra democracia será nuevamente puesta a prueba, en un escenario restringido de participación, donde debe primar el bien común sobre el particular, la justicia sobre la venganza y el futuro sobre el presente. No será fácil.

Colombianada. Algunos dicen que el Frente Nacional fue un gran error, pero seguramente la votación lo hubiera apoyado por encima de un 80%.