CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Julio de 2014

Priorizando

 

En los últimos días he explicado este concepto a varias personas; a él llegué por experiencia personal y me ha funcionado bien en los últimos años; obviamente no es la panacea para evitar sufrir por las injusticias de la vida o el abuso de los demás, pero aligera el camino. El truco está en priorizar siempre bien y no perder ese orden poco obvio de las cosas. Por cultura, religión, tradición, presión social y costumbre creemos que la vida se prioriza en función de los demás, quizá porque es bueno ayudar a los demás, pero es más importante ayudarse a uno mismo. Se nos ha inculcado que los hijos son lo más importante de la vida, que el trabajo requiere responsabilidad, que el respeto a la pareja es fundamental, que cuidarse y tener salud es la base de todo y que debemos dar la vida por la patria, pero nunca nos dijeron cómo hacer todo eso, y obviamente las cosas entran en constante conflicto.

Un buen ejemplo es una familia de una pareja y dos hijos, que cuando uno llega a casa y nadie sale a saludar, y usted está lleno de cosas como cartas, maletas, sombrilla y las llaves, no irá a saludar primero, sino a dejar todas esas cosas en su lugar; estando ya “libre”, irá a saludar a su esposa y luego a sus hijos, y después de esto podrá mirar su celular por llamadas, mensajes o correos electrónicos. El concepto es simple: usted primero, después su pareja, sus hijos, su familia, sus amigos, su trabajo y por último la sociedad.

 

La solución es simple. Si usted no está bien, no podrá ser buena pareja, y su pareja es aquella con la que usted decidió compartir su vida; de esta unión nacieron sus hijos, que como todos sabemos son “sangre de nuestra sangre” pero no son nuestros, más que una propiedad son un deber; igualmente nuestra familia, que es aquella a la que le debemos mucho pero esa era su responsabilidad; nuestros amigos los escogimos para acompañarnos en el viaje de la vida, y ellos están ahí porque queremos y quieren; luego viene el trabajo, que nos da el sustento pero no la vida ni la felicidad; y por último los demás, la sociedad, el país, el mundo.

No hay que confundir el priorizarse para vivir y ayudar, con ser egoísta. Si lo primero de nuestra vida no somos nosotros, simplemente, no habrá pareja, ni hijos, ni familia, ni amigos, ni trabajo, ni mucho menos forma de apoyar la sociedad.

Colombianada. Quitarse el pan de la boca, solo tiene sentido si ya no tenemos hambre.

*Presidente de Raddar