Colombia va a la deriva en sus relaciones internacionales. Quien debería ser su timonel, Gustavo Petro, pretende conducir la nave de la cancillería a punta de cientos de trinos, arbitrarios, explosivos y ofensivos. Trinos que más parecen escritos por un hombre fuera de sus cabales en busca de camorra que por el presidente de una nación que se ha caracterizado, con muy pocas excepciones, por el manejo prudente de sus relaciones internacionales.
Mientras esto ocurre, el canciller Álvaro Leyva parece haber perdido su capacidad de asesorar a su presidente. Su labor principal es hacerle comprender que debe actuar con sensatez y, sobre todo, con conocimiento histórico, como un estadista, no como un hombre desquiciado que lanza frases tan absurdas como cuando acusa a los judíos de actuar como neonazis.
Tenemos un canciller incapaz de corregir los exabruptos ignominiosos del presidente, al que debe asesorar. En un año Petro ha logrado ofender a países que tradicionalmente han sido nuestros amigos, entre ellos, Israel, Ecuador, Perú y El Salvador y está cerca de hacerlo con USA.
Para empeorar las cosas, Petro copia los trinos de Nicolas Maduro, autócrata venezolano quien, se podría decir, es tan obtuso e ignorante en historia y diplomacia como el mismo Petro.
Es tal la situación creada por motivo de los injuriosos exabruptos de Petro proferidos contra Israel, desde los primeros días de los infame ataques de Hamás contra civiles israelitas, que doce excancilleres de Colombia, distinguidos por su experiencia diplomática, escribieron al presidente una carta abierta recordando que: “los mensajes del Presidente de la República y de la Cancillería colombiana se separan de manera radical de la tradición de nuestro país por respeto al derecho internacional y al multilateralismo”.
Leyva no ha sido capaz de explicarle a Petro que el ataque de Hamás contra cientos de jóvenes desarmados, que asistían a un concierto, fue un ataque no provocado y que casi todos, cerca de trecientos, entre ellos dos colombianos, fueron acribillados por terroristas fuertemente armados. Petro no ha entendido que los treinta bebés encontrados degollados, óigase bien DEGOLLADOS, junto con sus padres, simplemente se encontraban en un Kibutz agrícola totalmente desprotegidos.
Como dice el exministro Mauricio Cárdenas: “Un país como el nuestro, que ha sufrido con el terrorismo como pocos, debió ser el primero en condenar a Hamás”. Los colombianos nos avergonzamos de los trinos de Petro ante los crímenes atroces, no provocados, cometidos contra el pueblo de Israel y de que Petro pretenda dar la razón a un grupo tan sanguinario como es Hamás.
Es vox populi que Álvaro Leyva está de salida de la Cancillería. En los corredores de la presidencia se comenta que pronto será reemplazado por el hoy embajador de Colombia en los Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo, creando un espacio para nombrar a Daniel Quintero, o “pinturita”, como embajador en Washington.
¿Será que Murillo es capaz de enderezar el rumbo de la cancillería y apaciguar o moderar a Petro, tan enamorado de sus irracionales discursos?
Pronto veremos a “pinturita” en Washington, en plena campaña presidencial, porque de eso se trata. ¿Ira a hacer tanto mal en Washington como hizo en Medellín durante su inconclusa alcaldía? En este gobierno del absurdo, todo es posible.
Nuestra cancillería va a la deriva igual a cómo va todo el país.